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"Si no es por César, no lo cuento"

Un agente de Paiporta salva la vida a una mujer que dejó de respirar tras tomar un antibiótico

"Si no es por César, no lo cuento"

«Tengo 51 años y cuatro hijos, y nunca, nunca hasta ahora, me había pasado nada». Pero finalmente pasó algo, y lo hizo de la forma más inesperada. Hacía días que Amparo, vendedora del mercado municipal de Paiporta, se encontraba mal, lo que parecía un resfriado había derivado en una bronquitis y su médico de cabecera le había recetado un antibiótico „Zinnap 500„ que ella nunca había tomado. Lo hizo el pasado 12 de diciembre, a las 18.30 horas, cuando se encontraba sola en casa. «Me tomé la pastillita con un poco de agua pero ni siquiera me llegó al estómago. Enseguida empecé a notar como que me quemaba todo por dentro y que no podía respirar». Casi tres horas después, Amparo despertaba en el Hospital General de Valencia y a su lado un médico le decía: «Acuérdate del día de hoy, porque has vuelto a nacer».

Amparo tiene que dar gracias de su renacimiento a César, el agente 146 de la Policía Local de Paiporta que aquella tarde recibió un aviso del 112: una mujer de 51 años se encontraba desvanecida en el suelo de una farmacia de la calle Albal, sin signos vitales, con la cara amoratada y tirando espuma por la boca. Efectivamente, al notar que algo no le iba bien tras tomar el antibiótico que le habían recetado, Amparo bajó corriendo a la farmacia situada debajo de su casa en busca de ayuda. «Cuando llegué perdí la consciencia, no recuerdo nada más». Sí lo recuerda José, su pareja, que se encontraba en un bar cercano y que fue de los primeros en atender a Amparo, introduciéndole con la ayuda de una de las farmacéuticas un palo en la boca para abrírsela a la fuerza y que pudiera respirar mejor.

César llegó cinco minutos después y, mientras su compañero de patrulla (el agente 140) iba al ambulatorio cercano en busca de un médico, el agente inició el protocolo de reanimación cardio pulmonar. «Estuve 5 o 6 minutos. La verdad es que no lo sé porque el tiempo se me pasó muy lento», recordaba ayer el policía. «Me pasó un caso similar con una persona mayor, pero por desgracia aquella vez esa persona no se salvó. Ahora la sensación de sí haberlo logrado es muy bonita».

A Amparo aún le duele el pecho de los golpes que le propinó César para reanimarla, pero no le puede estar más agradecida. «Si no es por él, si se hubieran esperado a que llegaran los médicos, no lo cuento», aseguraba ayer la mujer, que también extiende su agradecimiento al otro agente, a los facultativos y a las farmacéuticas que estuvieron con ella. Por su parte, el inspector jefe de la Policía Local ha propuesto que se le conceda a los agentes 146 y 140 la medalla al mérito profesional por su actuación, y que se felicite personalmente a otros dos agentes por la ayuda prestada a los médicos.

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