Una gran 'globotà', un concurso de tortillas de patata, diversos talleres y otras actividades han servido este fin de semana para recordar que la comunidad educativa del colegio público Ciutat de Cremona de Alaquàs sigue esperando un edificio de ladrillos.

En la actualidad y después de casi una década en módulos prefabricados, el proyecto para construir el colegio está en licitación aunque diversos problemas administrativos han retrasado el inicio de la obra, que algunos responsables de la Conselleria de Educación se atrevieron a fijar en marzo, una fecha que difícilmente se cumplirá.

En la jornada, si bien muchos de los asistentes se mostraron confiados en que el colegio se construirá, otros no dejaron pasar la ocasión para recordar que la reivindicación no parará hasta que el edificio sea una realidad y que vigilan el desarrollo del proceso administrativo. Fuentes de la comunidad educativa indican que una de las causas del retraso se debe a la valoración de las ofertas económicas presentadas.

Hasta el solar donde se levantan los barracones del Cremona se acercaron la alcaldesa, Elvira Garcia; el concejal de Educación, Fran Evangelista; y las portavoces de diversos grupos en la oposición como Consol Barberà (Compromís) o Mar Blanch (Canviem entre Tots Alaquàs).

La Plataforma Tots Som Cremona convocó una jornada justo el día que se cumplían tres años del encierro que la comunidad educativa realizó durante 100 días en los barracones, en protesta por los recortes aplicados por la Conselleria de Educación en manos del PP.

Tras suprimir diversas unidades en años anteriores, las familias se encontraron con que, con el argumento del descenso de natalidad, Educación suprimió la única unidad de tres años para el siguiente curso, lo que impedía la matriculación, incluso de alumnos y alumnas que tenían hermanos en el colegio.

Aquel recorte fue entendido en ese momento como el primer paso para liquidar el centro, que llevaba años en una estructura prefabricada, con reiteradas promesas de construcción del colegio incumplidas. La reacción fue tal que las familias comenzaron un encierro que consistió en pernoctar por turnos en los barracones y que se prolongó 100 días.

El encierro fue la acción más dura que llevaron a cabo madres y padres contra el Consell, después de otras protestas y acciones. En ese tiempo, las familias del Cremona, ataviadas con sus características camisetas naranjas, boicotearon también la inauguración del colegio Les Terretes de Torrent, que también llevaba años en barracones y había pasado por similar proceso. La propia AMPA de les Terretes también abandonó, en un momento dado, el acto por solidaridad con el Cremona.

A lo largo de su historia, el Ciutat de Cremona ha sido tan famoso por sus protestas como por sus desalojos en los momentos de fuertes lluvias y otras inclemencias del tiempo hasta el punto de que se estableció un plan de emergencia con simulacros de evacuación periódicos, debido a la precariedad de la instalación.