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Medio Ambiente

Denuncia la presencia de una piara de jabalís sin control en una finca del Puig junto a la suya

El dueño no tiene los permisos para criar allí a los animales pese a las continuas reclamaciones de su vecina por suciedad e inseguridad

La pareja de jabalís en su parcela en el Puig. vicent m. pastor

No está teniendo suerte María José con los propietarios (humanos) y habitantes (animales) de la finca agrícola vecina a la suya en el Puig. En abril de 2016, y como ya contó Levante-EMV, la mujer sufrió en su propiedad el ataque de un enjambre de abejas del que, por suerte, sólo salió herida. Los insectos descontrolados -que anteriormente ya habían atacado a una «colla» de recogedores de naranjas y al propietario de otro huerto vecino- provenían de unas colmenas depositadas de forma irregular y que se encontraban abandonadas en la parcela de al lado.

Ahora, una vez retirados por el propietario las colmenas de las abejas que la atacaron, Mª José acaba de solicitar a la Conselleria d'Agricultura, Medi Ambient, Canvi Climàtic i Desenvolupament Rural que vuelva a intervenir en la finca vecina por otro problema zoológico. En esta ocasión, los animales que provocan las molestias son menos numerosos (la Guardia Civil calculó que en las colmenas podría haber unos 2 millones de abejas) pero tienen mucho mayor tamaño: una pareja de jabalís macho y hembra y un número indeterminado de jabatos que viven en una zona acotadas de unos 50 metros cuadrados situada a escasos tres metros de la casa de Mª José. «He llegado a contar una veintena de jabatos, pero se los llevan cuando se hacen un poco grandes», afirma.

Según señalaba ayer la denunciante a este periódico, el propietario de la finca -desde 2015, una persona de origen asiático que Mª José nunca ha visto por allí- «no tiene licencia ni permiso alguno para la tenencia y reproducción de jabalís». El concejal de Agricultural del Puig de Santa Maria, Vicent Porta, confirmó ayer a Levante-EMV que, efectivamente, el actual dueño de la finca no tiene licencia para tener estos animales en la parcela, y al parecer ni siquiera lo tenía el anterior propietario ya que, según señala Mª José, allí se crían jabalís al menos desde 2014.

Según el ayuntamiento, el anterior dueño de la finca había pedido el permiso para tener allí una «unidad zoológica», pero solo para perros, patos, gallinas y ovejas. Nada de jabalís. «Queremos contactar con el representante legal del actual propietario para comunicarle la obligación de retirar los jabalís y regularizar la situación», anunciaba ayer Porta

En la última petición registrada en la conselleria el pasado16 de febrero, Mª José indica que «cuando alcanzan un peso aproximado de 20 kilos, los allí nacidos desaparecen, sospechando la venta sin inspección sanitaria de los mismos, hecho que viene ocurriendo desde hace algunos años», En el escrito6también se subraya que los orines y detritus procedentes de la piara se filtran en el inmueble de Mª José y que «afectan grávemente a la explotación de cítricos y frutalles que lindan con su parcela».

A estos problemas de salubridad e higiene, la denunciante añade el problema de la seguridad. «El 5 de diciembre de 2015, al entrar al campo, me encontré un jabalí escarbando los pies de mis naranjos. Llamé a la Policía del Puig y vinieron, tomaron fotos pero se marcharon sin llevarse al jabalí. Llamé al Seprona de Sagunt, vinieron y sin entrar en el campo nos dijeron que el jabalí no se lo llevaban y que ya verían si le interesaba a algún cazador. Yo me fui y de ese jabalí, no volví a saber nada». Antes que eso, en julio de 2014 también requirió la presencia del Seprona para que comprobaran la situación en la que se encontraban los jabalís, «el olor que causan, los orines que filtran, y las moscas y ratas que generan». Los agentes fotografiaron la piara, pero no volvieron a intervenir.

Mª José agradeció ayer la implicación del ayuntamiento en su caso, pero cuestionó las intervenciones del Seprona y del servicio de veterinaria de la Oficina Comarcal de Agricultura de Sagunt. «En abril de 2016 me reuní con ella y, pese a los escritos y las veces que había venido el Seprona y de reconocer que conocía la presencia de los anmales, me dijo que no había podido realizar ninguna inspección. Hay una dejación de funciones por parte de la Ocapa por no realizarse las inspecciones que marca la ley?».

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