Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alaquàs

«Mi padre salvó el Castell en un acto heroico por su amor a la cultura»

Carmelo Baixauli tuvo que movilizarse en 1928 para evitar la demolición del monumento

«Mi padre salvó el Castell en un acto heroico por su amor a la cultura»

La historia del Castell d´Alaquàs y, como consecuencia, la de la población, está ligada a grandes nombres de linajes valencianos de mucho peso en el Reino de Valencia, como los García de Aguilar, Martí de Torres y Pardo de la Casta, así como también a literatos y otras personalidades con las que se relacionaron como Lope de Vega o Joanot Martorell. Pero la recuperación del monumento en el año 2003, tras un proceso de expropiación, y su apertura como centro cultural municipal -del que hoy se cumplen 14 años-, que supusieron un impulso aún mayor a la la investigación histórica local, han permitido descubrir también a otros personajes anónimos que desempeñaron un papel vital en la preservación del monumento renacentista, como es el caso del activista Carmelo Baixauli.

El colectivo Quaderns d´Investigació d´Alaquàs sacó a la luz la historia de este pequeño empresario con inquietudes culturales, que hoy recuerda su hija, María del Carmen Baixauli. Su actuación fue clave para que el Castell no se desmantelara en 1928, diez años después de otro episodio que le había valido el reconocimiento de Monumento Nacional -hoy Bien de Interés Cultural-.

Carmina Baixauli, que aún reside en el mismo barrio que sus padres, en el del Olivar, le recuerda como una persona muy activa por los comentarios que hacía su madre. «Este home es posa en tot», narra que comentaba.

Carmelo Baixauli había nacido en Massanassa en 1897 y de joven trabajó en la imprenta Prometeo, en la que trazó amistad con Vicente Blasco Ibáñez «con el que tenía mucha afinidad, personal y política». «Siempre le regalaba cada obra nueva que publicaba», explica Carmina. Aquella época provocó en él la afición de escribir obras de teatro, algunas de las cuales su hija conserva manuscritas. «La Sort Grosa», «El Sant de Maties» o «Els apuros d´un chaval» son algunos de los guionos que Carmina ha heredado. Las obras fueron escritas en valenciano, en castellano y en ambas lenguas.

Fallero y del CD Alaquàs

Conoció a la que sería su mujer en una boda y, por ello, se trasladó a Alaquàs a vivir, donde la familia regentó la funeraria San Francisco. Aunque murió cuando ella era una niña y sus recuerdos directos son los de la enfermedad de Parkinson, que padeció en los últimos años, Carmina tuvo conocimiento posterior de que su padre fue impulsor de la primera falla que se montó en Alaquàs en los años 30 del pasado siglo, en el barrio del Olivar, «donde hacía la crítica y los ´versets´ del ´llibret´». Fue también directivo del CD Alaquàs y suya era la letra del himno al antiguo campo del Rosal, con música del ´mestre´ Medina. Como pequeño empresario, participó en la creación de una cooperativa que agrupaba al sector funerario.

«Era una persona muy emprendedora. Colocar el reloj del campanario siempre me dijeron que fue idea suya y, para ello, él hizo el primer donativo», señala Carmina Baixauli.

Ni en aquel tiempo ni con posterioridad supo de la hazaña de su padre para salvar el Castell, en 1928, cuando él apenas llevaba unos tres años residiendo en la población. Fue hace aproximadamente una década cuando, a raíz de la investigación de Rafael Roca para Quaderns d´Investigació, Carmina conoció que su padre había movilizado a la intelectualidad valenciana y a los medios de comunicación para frenar el desmontaje del Castell. «Para mí fue una heroicidad, en la que le movió el amor a los monumentos y a la cultura», valora.

A sus 70 años, Carmina Baixauli es alumna de la Escuela de Artes y Oficios de Aldaia, que dirige la reconocida artista de Alaquàs Carme Mateu, lo que le ha permitido exponer sus obras en el Castell, en una muestra colectiva. Su paso por el bello monumento le hace revivir su historia.

Compartir el artículo

stats