¿Cómo se ve el futuro de la comarca?
Tenemos barreras y dificultades pero está claro que la unión de las asociaciones comarcales ayudará a la defensa del patrimonio, del territorio y de la conciencia de comarca. Si defendemos nuestra tierra nos defenderemos a nosotros mismos.
¿Qué papel desempeña el movimiento asociativo en las políticas de los ayuntamientos?
Tenemos un amplísimo movimiento asociativo pero falta conciencia de que hemos de ir unidos, estar intercomunicados y formar una red que permita el trasvase de conceptos, movimientos e ideas.
Las asociaciones reclaman independencia de los poderes políticos. ¿Significa que no se sienten independientes?
Revela la necesaria autonomía del asociacionismo porque la base fundamental está en sus propios asociados y en que prestan un servicio público. El poder político ha de acompañar, nunca cambiar los movimientos asociativos sino ir de la mano. Los movimientos han de partir de la base hacia arriba. La administración nunca puede sustituir las acciones de la ciudadanía.
¿Qué hay que cambiar en la comarca para que el movimiento asociativo se desarrolle en más libertad?
Nos enfrentamos a estructuras burocráticas anquilosadas y es necesario el vigor que aporta la ciudadanía. En l'Horta Sud tenemos una serie de carencias y problemas como una red de transporte público insuficiente y obsoleto, un territorio que ha sufrido una grave agresión mediambiental y otros. El asociacionismo ha de crear la conciencia para que el poder político realice esos cambios.
En las relaciones diarias con las administraciones, las asociaciones se quejan de muchas trabas burocráticas?
Ha cambiado la relación en los dos últimos años pero quedan muchas trabas burocráticas. Me parece muy bien que la transparencia sea clara y que existan mecanismos nuevos que lo permitan pero no pueden convertirse en nuevas barreras que impidan la progresión del esfuerzo colectivo y ciudadano.
