Paterna ha vivido en esta madrugada su primera Cordà con el reconocimiento de fiesta de interés turístico nacional. Y lo ha hecho con un intenso espectáculo de 23 minutos de luz y estruendo que han construido unas 350 personas. Tanto los preparativos como el desarrollo han estado envueltos de fuertes medidas de seguridad, por el propio material pirotécnico (unos 70.000 cohetes entre las tres actividades que se enlazan) y por los recientes atentados. Una vez se ha quemado el último cohete, tiradores y público coincidían en señalar que ha sido una de las mejoras de los últimos años. En el lado negativo, dos de los 350 tiradores han resultado heridos graves y han sido trasladados a un centro hospitalario.

La Cordà ha estado precedida del llamado "Pasacalle de Cohetes de Lujo", una "passejà" que parte y acaba en la plaza del Pueblo frente al templo de San Pedro y el Museo de la Cerámica en la que algunos artefactos se han escapado de las tenazas de los tiradores y han generado cierta convulsión entre el público, sin que se hayan producido incidentes graves.

Pasada la media noche, es la calle Mayor la que se convierte en el centro neurálgico al ser el histórico escenario de la 'cordà' más conocida internacionalmente.Tras el desalojo inicial de la calle, por parte de la Policía Local, se ha desarrollado un exhaustivo dispositivo de control en los dos accesos de las personas que entraban a las que los agentes han requerido acreditaciones (en el caso de los profesionales) o han acompañado directamente a los domicilios donde estaban invitadas.

El dispositivo de la Cordà se ha puesto en marcha a la 1,32 horas con el toque de corneta y cinco minutos más tarde ha pasado por el recinto acotado de la calle Mayor (unos 180 metros lineales) la bengala verde que es el pistoletazo de salida. El primer cohete se ha encendido a la 1,39 minutos y, a partir de ese momento, el trueno y el fuego se han apoderado del espacio, ante la admiración de vecindario y visitantes.

El equipo que conforman los tiradores (cada una de las 350 personas tiene su función en esta manifestación cultural y se distribuye en 35 puestos de tres cajones, 18 de un cajón y tres de arrastradores de un cajón más un equipo de control) ha logrado que esta impactante 'coetà' no perdiera el ritmo y ha mantenido un elevado nivel de fuego casi durante todo el desarrollo, al menos en el centro de la calle. Solo ha habido dos momentos de bajada de la intensidad, que han resuelto muy bien los puestos de arrastradores.

El punto álgido se ha alcanzado cuando faltaba un minuto para las dos de la mañana, segundos antes de que pasara el portador de la luz roja que indica que la Cordà ha de llegar a su fin.

Aunque la jornada de ayer domingo, con el cielo parcialmente encapotado y un alto nivel de humedad hicieron temer una Cordà con mucho humo bajo, una leve brisa nocturna ha permitido mayor visibilidad que otros años desde las viviendas en gran parte de la calle Mayor. En cuanto a tiradores y tiradoras, las opiniones en este punto estaban divididas entre los que aseguraban haber disfrutado de una 'coetà' respirable y los que reconocían que habían sufrido asfixia en algunos momentos.

Una vez acabada la Cordà, los abrazos y felicitaciones han llenado la calle Mayor, en la que público y tiradores se abrazaba sobre una capa de restos de cohetes, cajones medio destrozados y una amplia capa de ceniza.

Veinte atenciones en la posta sanitaria

En el primer balance municipal de la actividad, dos personas han resultado heridas de gravedad y han tenido que ser trasladadas al hospital. El primero era un tirador que ha recibido una quemadura en un ojo y el segundo era también un participante en la Cordà que tenía daño en el muslo.

Además, una veintena de personas ha pasado por la posta sanitaria que controlaba Protección Civil para recibir atención por inhalación de humo o alguna chispa. Fuentes del ayuntamiento han indicado que estas atenciones no se consideran técnicamente heridos por ser de carácter muy leve.

A las tres de la madrugada, representantes de las peñas se disponían a desplazarse al Parc Central para celebrar la llamada "Recordà", la actividad que despide los días de fuego en la ciudad, en la que los y las participantes llevan una indumentaria más ligera y los cohetes se tiran con mayor libertad sin limitaciones de espacio y tiempo.