Todo estaba dispuesto para que Paterna viviera durante esta madrugada la Cordà más segura de su historia. Precisamente en el año en que por primera vez se disparaba bajo la distinción de Fiesta de Interés Turístico Nacional, los recientes atentados sufridos en Barcelona y Cambrils provocaron que se reforzara toda medida seguridad en una fiesta que, ya de por sí, trata año tras año de cuidar el más mínimo detalle en este sentido. El Carrer Major se convirtió en un espacio blindado dispuesto a acoger el mayor de los acontecimientos festivos de Paterna.

Una de las principales tareas que se ha tenido en cuenta hasta el momento del gran disparo ha sido la custodia del camión que transporta la pólvora. Y es que en este vehículo había más de 1.000 kilos repartidos en los 70.000 cohetes que estaba previsto que se quemaran esta madrugada. La Guardia Civil ha sido la encargada de controlar este polvorín para que no hubiera ningún incidente previo a la Cordà relacionado con la pólvora. Del mismo modo, los agentes de la Benemérita también fueron los responsables de supervisar el almacenamiento y transporte del material pirotécnico que usaron los tiradores acreditados.

Además, se adoptaron otro tipo de medidas especiales para proteger el Carrer Major, el gran escenario de la Cordà. En ese sentido, se colocaron bloques de hormigón para impedir el acceso de vehículos en las zonas de mayor afluencia. Si bien esta acción ya se había emprendido en años anteriores, la reciente trágica experiencia en las Ramblas de Barcelona le ha dado una mayor relevancia este curso.

Asimismo, el número de efectivos para velar la seguridad tanto de los participantes como de los espectadores al acto se reforzó con un 20 % más de personal, con una veintena de agentes de la Unidad de Prevención y Reacción de la Policía Nacional, lo que ha permitido disponer de un dispositivo global formado por 120 personas. Los controles realizados por la Policía Nacional y la Policía Local durante los días previos a la Cordà también se intensificaron.