Los cultivos del municipio valenciano de Burjassot tendrán la próxima semana nuevos guardianes, cuatro águilas harris que ahuyentarán a palomas, estorninos o especies invasoras como cotorras argentinas o tórtolas turcas que dañan o acaban con productos como chufas, patatas, lechugas y alcachofas.

La iniciativa surgió del Consejo Agrario Municipal de Burjassot, a cuya disposición el Ayuntamiento puso 3.000 euros para que lo invirtieran en la huerta, y los agricultores que forman parte del mismo decidieron usarlo para controlar lo que consideran una "plaga" de palomas "que se comen los cultivos".

Así lo asegura a EFE la concejala de Bienestar Social e Igualdad de Burjassot, Lluna Àrias (Compromís), que indica que se está realizado un estudio para determinar cuántos ejemplares de palomas hay y si, científicamente, se puede declarar como una plaga.

Aunque había varias formas de actuar para controlar esta situación, Àrias ha señalado que les llegó la propuesta de Lokímica, empresa dedicada al control de plagas, de hacerlo con vuelos de rapaces, no para cazar las aves sino para "ahuyentarlas y que no sientan los cultivos como zona segura".

La superficie de cultivos no es muy extensa en Burjassot pero tiene bastante variedad, como chufa, alcachofas y patatas, productos que en su fase más incipiente son comidos por las aves o, en el caso de cultivos de hoja como lechugas o coles, quedan muy dañadas y no tienen salida para ser vendidas.

"Para nosotros es una prioridad proteger la actividad económica de la agricultura, porque protegemos el espacio natural de la huerta", señala la edil.

El biólogo delegado en València de Lokímica, Ricardo Acosta, explica a EFE que el objetivo es que estas especies de aves se habitúen a evitar la zona por la presencia de predadores.

"No queremos cazarlas ni matarlas, solo asustarlas para que no hagan daño al campo", apunta Acosta, quien señala que el control se realizará por un periodo de unas tres semanas y subraya que se trata de una iniciativa "que funciona y es ecológica".

Por su parte, José Luis Falomir, responsable del servicio de cetrería de Lokímica, explica a EFE que ya han acotado y delimitado en tres áreas la zona de huerta de Burjassot, donde actuarán con cuatro águilas harris y dos cetreros.

Según Falomir, las águilas harris son más grandes que los halcones y de vuelo bajo, lo que les hace "animales perfectos para ahuyentar y disuadir la plaga con influencia urbana" y evitar perjuicios en las cosechas.

Las aves a las que ahuyentarán son palomas y puntualmente estorninos, así como especies invasoras como las cotorras y las tórtolas turcas, una especie que se está expandiendo a razón de 50 kilómetros por año y también está creando muchos problemas en la agricultura.

Cuando se molesta durante dos o tres días a estas aves, relacionan la presencia de rapaces con la zona y cambian de lugar, según Falomir, quien apunta que este tipo de control se ha realizado en otros lugares de España, como la Villa Olímpica de Barcelona y cultivos de fincas privadas en la Región de Murcia.

También en zonas urbanas de algunas ciudades se han utilizado rapaces para ahuyentar concentraciones de estorninos, mientras en la londinense Trafalgar Square se ha usado a halcones para asustar a las palomas.