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Lotería

Torrent, año I después de «El Niño»

La hermandad que repartió 70 millones en participaciones ha renunciado a vender lotería en los sorteos ordinarios y ha establecido un restrictivo sistema de reparto para Navidad y El Niño - La administración ha visto incrementada su clientela

Miembros de la hermandad del Sepulcre celebran el Gordo del Niño hace un año. germán caballero

Pasaban quince minutos de las doce del medio día, cuando las cinco bolas extraídas de los bombos formaron el 08.354, agraciado con el primer premio del Sorteo del Niño. Aquel 6 de enero de 2017, festivo de por sí, convirtió a Torrent en el centro mediático nacional con una lluvia de 90 millones de euros. Los dos grandes protagonistas de aquella jornada de júbilo y euforia fueron dos: la hermandad del Sant Sepulcre, que repartió unos 70 millones a través de 2.900 participaciones, y la administración de Lotería número 3, que vendió el resto del 'gordo' en décimos.

Un año después, y a sólo tres días de un nuevo sorteo, ambos actores principales detallan cómo ha cambiado sus vidas el 08.354. José Enrique Tronchoni es el presidente del Sant Sepulcre. Apenas llevaba unos meses en el cargo cuando una ola festiva, mediática y administrativa les llegó de repente. «Recuerdo todo aquello con mucha alegría, sobre todo porque había gente necesitada y el premio les vino muy bien», apunta. Por lo demás, «la hermandad sigue con su vida normal y preparando los actos», sostiene. Pero es cierto que dar el gordo tiene sus contraindicaciones. Primero el coordinar el reparto del premio con las entidades bancarias, y sobre todo la venta de lotería posterior al sorteo. La demanda creció exponencialmente y se habilitó un nuevo sistema de venta, descartando el utilizado toda la vida: un grupo de hermanos vendía a clientes fijos y a todo el que pidiera. Casi un 40% de los compradores era ajeno a la hermandad.

En los siguientes sorteos al del Niño se estableció un calendario en el que todos los hermanos tenían preferencia sobre un número asignado de participaciones que debían comprar en el local social. Pasado ese plazo, se vendía al público en general. Pero las criticas, obligaciones y más demanda que oferta, llevaron a votar en asamblea si se seguía con la venta. La respuesta fue no. Desde julio, la hermandad solo participa en los sorteos de Navidad y el Niño, pero no en el resto del año. El que quiera jugar debe hacerlo unicamente en la administración de lotería número 3. «No había suficiente lotería para todos en un sorteo ordinario y por eso se voto en asamblea. Ahora en Navidad y el Niño, cada hermano tiene asignadas diez y tres papeletas, respectivamente, y se establece un plazo de dos meses para que la compren». De cara al futuro, y tras digerir la gestión de la venta de lotería, el Sepulcre afrontará nuevos proyectos, que se unen a los ya organizados el pasado año como el día del Hermano o la recogida de alimentos para los más necesitados.

Maria José Sanfélix aspira a repetir éxito este Niño. «Me encantaría poder volver a repartirlo, además ahora ya tenemos experiencia y no somos unas novatas como el año pasado», bromea. Se encarga de la administración nª 3 con su hermana desde que en 2006 se lo cediera su madre. «Dar un premio así te da prestigio y como es normal, más ventas y clientela. Para el sorteo de Navidad, más espaciado en el tiempo, los clientes se han repartido pero hemos tenido que pedir diez veces más lotería, y para el del Niño de momento solo una más, pero las colas estos días son largas», confiesa. Y como dato apunta que del 08.354 apenas se vendían dos series y el resto solo lo jugaba la hermanda. «Ahora está completo para abonados», explica la lotera.

Por su parte, Andrés Campos, concejal de Hacienda de Torrent, admite que tras el sorteo «hubo cierto empuje económico casi de manera inmediata en actividades, reformas o venta de vehículos», aunque el edil reconoce que es «difícil determinar qué parte atribuir al gordo y qué parte a la leve recuperación». El regidor recuerda que el ayuntamiento organizó unas jornadas para «concienciar de asumir el premio y no volverse loco ante una situación extraordinaria y de euforia. Creemos que los efectos han sido positivos».

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