«Yo quería sanar a mi hijo de la manera que fuera y al final, fue él quien acabó sanándome a mi». Paz Esteve, natural de Puçol y residente en Paterna remueve el café en un local de este último municipio mientras explica, con unos ojos brillantes de felicidad, un camino que no ha sido precisamente llano y repleto de rosas. Acaba de publicar su primer libro autoeditado, «Del desafío a la bendición», un canto al crecimiento personal, al s

El pequeño tiene ahora 12 años y, desde su primer mes de vida, vive con parálisis cerebral. Un golpe que, acompañado de otros «palos» pareció llevarse la luz de la vida de Paz. De un plumazo, lo perdió todo. «Me quedé sin trabajo, sin pareja y Tomás enfermó. Estaba hundida». Pero nunca dejó de luchar. «Nadie está preparada para los grandes golpes de la vida y cuando ocurren te preguntas: '¿qué he hecho yo para merecer esto?', sin embargo, lo que parece sospechosamente malo puede acabar siendo positivo, solo hay que encontrar el aprendizaje en cada experiencia».

Y así lo hizo ella. Sacó la fortaleza que no encontraba al principio y se nutrió del amor que su niño le transmitía. Emocionada, cuenta como perdió el miedo a pedir ayuda. «Me quedé sin nada y me sentía culpable, pero poco a poco fui recomponiéndome y buscando las mejores terapias para Tomás». Y encontró una en Filadelfia, Estados Unidos. Pero necesitaba el dinero para poder viajar cada seis meses a la capital de Pensilvania. «De pronto comprendí la gran ayuda que toda la gente de mi alrededor se ofrecía a prestarme». Puçol, su pueblo, se volcó con Tomás y con ella.

Gracias a mercadillos solidarios y eventos locales organizados por amigos y familia, la madre y el hijo pudieron realizar hasta ocho viajes- en un periodo de cuatro años- a Estados Unidos para llevar a cabo la terapia que ayudaría a Tomás a vivir mejor. «La gente es bondadosa, te ayuda. Yo he aprendido a transformar lo malo en bueno y creo que, al fin y al cabo, los niños vienen al mundo a decirnos eso», apunta con lágrimas en los ojos. Todo esto lo incorporó a su mentalidad cuando comenzó a asistir a cursos de crecimiento personal. Donde nació su impulso para escribir un libro para que las personas que estén en situaciones parecidas «no se hundan, que sepan que su vida no se acaba, sino que empieza, de alguna manera. Hay que cambiar la percepción de las cosas. Quiero aportar algo que eleve la conciencia de las familias». Así, Paz propone en Del desafío a la bendición «qué se puede hacer para cambiar la percepción de lo que a priori parece una tragedia» y lo practica en eventos y presentaciones. «Hago dinámicas en las presentaciones del libro para conocerse en profundidad, proyectar la energía hacia otras personas, perdonarse internamente y ser agradecido».

Ahora, tras años de adaptación y superación, Paz ha encontrado el equilibrio con ella misma y con el ritmo de vida de Tomás. «Cambié mi trabajo y adapté mis horarios para poder estar con mi hijo. Estoy muy contenta, él es feliz. Somos felices». Y sonríe al pensar en Tomás, su hijo, su compañero, el interruptor que le ha ayudado a traducir los «desafíos» en «bendiciones».