J. Vivía con su madre y sus ochos gatos en Burjassot, aunque estaba empadronado en Paterna, pero el pasado 30 de enero ella falleció. Tras este trágico acontecimiento, Servicios Sociales se hizo cargo del menor, pero los gatos «su única familia no humana» quedaron «desamparados». Así lo expone la Asociación Gats de La Canyada que, desde que J. contactó con ellos para buscar un hogar para sus mascotas, no ha parado para encontrar a los ochos gatos una casa de acogida.
«A pesar de que Servicios Sociales dice que los gatos han de llevarlos a una protectora, nadie ha hecho nada», cuenta Yolanda Bertolucci, portavoz de la asociación. «Cuando fuimos al piso a sacar a los gatos llevaban sin comida un tiempo», lamenta. «Hemos castrado y testado a los ocho gatos y ya hemos colocado a seis en casas de acogida», apunta Bertolucci. «Necesitamos con urgencia dos hogares que puedan cuidar a los felinos que nos quedan desamparados». La asociación todavía busca hogar para dos gatos, Clare y Rebe.
Bertolucci, desde su activismo por los animales explica que su intención es «concienciar» a la sociedad de que cuando ocurren «tragedias» existe un vacío que acaba perjudicando a los animales. «En este tipo de situaciones es importantísimo velar del menor y sus miembros familiares no humanos. No ha pasado más de milagro. Mucho hubiéramos lamentado todos añadirle a todo esta trágica y triste historia el funeral de 8 gatos», concluye la portavoz de la asociación Gats de La Canyada, en Paterna.
