La solidaridad no entiende de edades. En ocasiones, los más pequeños son los que más comprenden y se solidarizan con las injusticias. Este es uno de esos casos. Un niño valenciano ha dado una lección.

Un pequeño de nueve años de Picanya decidió que quería hacer algo por los más necesitados y pidió a su familia que no le hicieran regalos físicos con motivo de su comunión.

Quería que sus amigos y familiares le dieran dinero para dárselo a una obra benéfica. Dicho y hecho. El pequeño recogió mil euros entre todos los regalos que guardó a buen recaudo.

El pasado sábado, antes de misa de fin de curso de la Parroquia Nuestra Señora de Montserrat de Picanya, entregó el millar de euros para mejorar la vida de los niños más necesitados de Venezuela. Su solidaridad se convirtió en un ejemplo para los adultos que se dieron cita en el evento.

Pese a que el joven no es de Picanya, quiso hacer su aportación en la Parroquia de la localidad de l´Horta por su vínculo con personas que pertenecen a ella y porque sabía que cada año recauda fondos para proyectos solidarios.

El pequeño, siempre desde el anonimato, dio una lección. Sin hacer ruido. Sin grandes lujos. Sólo una idea que se fraguó en su cabeza y que acabará sirviendo para que niños como él tengan un futuro mejor.