La alcaldesa de Paiporta, Isabel Martín, y el concejal de Urbanismo, Medio Ambiente y Sostenibilidad, Pep Val, se han reunido recientemente con la concejala de Agricultura de València, Consol Castillo. El encuentro tuvo por objeto analizar conjuntamente aspectos comunes de la política agraria en los dos municipios limítrofes, como por ejemplo el envejecimiento de la población dedicada a la actividad agrícola y el abandono de los cultivos, e informarse sobre iniciativas como por ejemplo el Banco de Tierras u otras que está llevando a cabo el Gobierno de la Nau.

Consol Castillo e Isabel Martín abordaron estrategias y propuestas para conseguir que tierras abandonadas vuelvan a ponerse en cultivo. La concejala de València explicó aspectos del Plan Agrario del ayuntamiento, relacionados con la puesta en marcha del Consejo Alimentario Municipal o con la campaña 'Nos estamos quedando sin manos', que cuenta con la plataforma web https://sensemans.info.

Desde Paiporta se informó que se están ultimando las conclusiones del Observatorio Ciudadano de l'Horta, un proceso participativo que ha permitido estudiar a fondo cuál es el estado actual de la huerta paiportina, incluidos los sistemas de riego y los usos de todas y cada una de las parcelas que quedan. El informe fruto de este trabajo de los últimos meses se publicará próximamente en la página web municipal.

En marcha el Banco de Tierras en Paiporta. Paiporta y Valencia se han acogido al Banco de Tierras impulsado por la Diputación de Valencia, y que tiene como objetivo principal aumentar el número de parcelas cultivadas ante el abandono que está sufriendo la huerta de València. Se trata de un registro administrativo que pone en contacto propietarios y propietarias de tierras y personas interesadas en cultivar. El Ayuntamiento de Paiporta ha puesto en marcha este registro, del cual se puede pedir más información en el área de Urbanismo del consistorio.

El desarrollo del Banco de Tierras tiene múltiples ventajas. Además de frenar el abandono de tierras, ayuda a disminuir el riesgo de incendio, puesto que los terrenos cultivados actúan como cortafuegos. El cultivo de tierras también mejora el paisaje, reduce la degradación ambiental y permite desarrollar actividades económicas asociadas a la agricultura, además de favorecer la creación de empleo.