Con 44 años y militar de profesión, Fabio Ramón Casalucci lidera el Alaquàs Fútbol Sala, un club con 140 deportistas que tiene entre sus retos educar en valores, fomentar la tecnificación e impulsar el deporte femenino.
¿Cuando se inició usted en la práctica deportiva?
Hace 22 años empecé jugando en las categorías inferiores del Burjassot y luego jugué hasta los 16 años a fútbol sala en Dominicos. Ya como entrenador de fútbol, pasé por San Marcelino, Albal, Aldaia y Alaquàs, además de que logré el subcampeonato de liga para el Foncurt de Mislata. Hace cuatro años me saqué el título de director deportivo de fútbol sala y di un paso más.
También ha realizado experiencias internacionales vinculadas a su profesión.
En 2008, cuando estaba en Afganistán, creé la primera escuela de fútbol en Qale Naw, que llegó a tener 75 alumnos y tres equipos que entrenaba dos días a la semana con chaleco, casco y pistola. El València CF nos envió 80 equipajes y hubo niños que no se quitaron la camiseta en un mes. Yo estuve cinco meses allí; el proyecto continuó un año más pero acabó desapareciendo. Ya en 2010, en Kabul monté un «mundialito» de fútbol sala con países que tenían presencia allí al estilo del Mundial de Fútbol que se estaba desarrollando en Sudáfrica. Tuvimos 60 equipajes de la selección española y aún conservo el chándal de Vicente del Bosque. España ganó.
¿Por qué decidió pasar del fútbol al fútbol sala?
Es un deporte más atractivo desde el punto de vista de la docencia. En fútbol, un niño o niña no tiene tantas posibilidades de aprendizaje como las que le puedes ofrecer en fútbol sala en cuanto a ejercicios técnicos o decisiones rápidas. El fútbol sala desarrolla más las habilidades cognitivas y la creatividad.
¿En qué se basa el proyecto que lidera actualmente?
Una de las ideas a las que me aferraba cuando monté este club era hacer un proyecto arriesgado que buscara nuevas inquietudes para el alumnado. Por eso hemos empezado a trabajar mucho la tecnificación a través de un programa de ejercicios. La comenzamos en el Campus de Pascua y luego en el de verano con mucho éxito, más de 100 personas y este año hemos profundizado más.
¿Cómo marcha su objetivo de fomentar el deporte femenino?
En la temporada anterior hicimos una apuesta al rebajar la cuota un 50% para las chicas, asumiendo el club el gasto. Aunque tenemos 20 alumnas de un total de 140, el resultado es que han sido campeonas de liga provincial, subcampeonas de copa y subcampeonas de la liga autonómica. Además, como ofrecemos clases de iniciación en los colegios que tienen jornada continua en Alaquàs, totalmente gratuitas, esperamos completar todos los equipos de base con mujeres.
¿Cuáles son los objetivos para la nueva temporada?
Además de seguir potenciando el femenino, son afianzar la tecnificación de la base y que el senior masculino suba a preferente. No olvidamos nuestro ADN solidario. Cada año recogemos fondos para uno o varios proyectos. En septiembre haremos un torneo para Mi Princesa Claudia, una niña enferma de Alaquàs. También trabajamos valores como el compañerismo, la tolerancia o la igualdad. Cada mes nos dedicamos a uno con los alumnos y ofrecemos charlas a los padres.
