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Análisis

El difícil reto de soportarse en un pacto de gobierno

«Nos quedan dos meses de aguantarnos». El ultimátum lo lanzó públicamente Rafa Benítez a sus jugadores en la previa del partido de vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones ante el Inter de Milán. Corría abril de 2003. El equipo, vigente campeón de Liga, no daba la talla en el campeonato doméstico y se aferraba al sueño europeo. El Valencia quedó eliminado. Pues así han quedado algunos gobiernos de coalición de la comarca: sin poder aguantarse y no han logrado el objetivo de finalizar la legislatura por profundas crisis. En cambio, otros mantienen los pactos firmados en 2015, aunque tal y como han llevado su día a día pueden decir aquello de «nos quedan nueve meses de aguantarnos».

La ruptura del ,Pacte de Batà tras abandonar Compromís el ejecutivo de Paterna por la decisión del PSOE de Juan Antonio Sagredo de iniciar el proceso para ejecutar el proyecto de Puerto Mediterráneo, es el enésimo caso que ha vivido la comarca desde el inicio de la legislatura.

Este mismo año, el gobierno en minoría de Moncada formado por PSOE, Guanyem y Acord se rompía por la celebración de la fiesta de las paellas universitarias. Ahora los socialistas comandan una corporación con solo cinco ediles, y una oposición de media docena de partidos.

Hace un año el alcalde de Sedaví, Josep Ferren Baixauli, destituía a la concejala de Sí se Puede, tras muchos desencuentros, tanto en público como en privado, y dejando al bipartito Compromís-PSOE en minoría para lo que resta de mandato.

En 2016, cayeron otros tres gobiernos. En abril la crisis azotó Massalfassar. El alcalde de Compromís Carles Fontestad retiraba las competencias de los dos ediles socialistas socios de gobierno por votar en contra de los presupuestos municipales. El ejecutivo se quedaba en minoría. En julio, fue el de Rafelbunyol. La aprobación en el pleno de retirar la «cruz de los caídos» de la iglesia, provocó que Independientes per Rafelbunyol dejara a su socio PSOE en minoría al frente de la corporación. A final de año, la bomba estalló en Godella. Canviem entre Tots votó en contra de los presupuestos y la alcaldesa Eva Sanchis les retiró las competencias. Desde entonces el tripartito Compromís-PSOE-EU está en minoría ante PP, Cs y Canviem.

El primer gobierno que no se aguantó fue el de Catarroja. El alcalde de Compromís, Jesús Monzó, destituía en octubre de 2015 a Rosa Pérez, líder de Guanyar, y socia junto con el PSOE. El partido de Pérez pasó a la oposición, ahora mayoritaria, con PP y Cs.

El caso de Rocafort ha sido sintomático. El PSOE logró la alcaldía con Guanyem y Compromís, más el apoyo externo de IxR. Primero se marchó el edil valencianista y después Guanyem cuando no salieron adelante los presupuestos en julio de 2016. Los socialistas afrontaban casi tres dos años de mandato en minoría. Víctor Jiménez (PSOE) relevó a la dimitida Amparo Sampedro, y logró el regreso de Compromís y Guanyem, y la entrada en el ejecutivo de IxR: mayoría absoluta.

Dentro de los gobiernos de coalición resaltan dos por sus turbulencias. Uno es Silla. El debate sobre la remunicipalización del agua ha creado una división en el seno del cuatripartito. Si bien EU y Silla en Democracia apuestan por una gestión municipal, la falta de informes de viabilidad remitidos por Intervención y Secretaría llevaron al PSPV y Compromís a elevar una propuesta en pleno para privatizar el servicio. Si bien no se ha roto el pacto de gobierno, sí es verdad que se ha generado una tensión entre sus integrantes. El otro es Puçol. Compromís, PSOE y EU iniciaron la legislatura en 2015. Enric Esteve (Compromís) logró la alcaldía por el apoyo de Podemos, y Lola Sánchez (PSOE), dos años después por el de Pavalur. Pese a todo, las tiranteces entre los socios mayoritarios ha sido una constante y el gobierno ha pendido de un hilo en más de una ocasión.

Los ejecutivos que gozan de buena salud, ya sea por mayoría unilateral (Mislata o Quart) o gracias a una coalición estable (Manises, Paiporta, Meliana o Massamagrell) , contrastan con aquellos que con una mayoría simple sufren día a día para sacar adelante algo tan importante como los presupuestos. Torrent es un claro ejemplo. El PSOE de Jesús Ros recuperó la alcaldía gracias a Compromís y Guanyant, pero lleva dos años sin aprobar las cuentas por falta de apoyos.

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