Los Silos de Burjasot fueron el almacén regulador de trigo que la ciudad de Valencia necesitaba para su abastecimiento, especialmente en tiempos de escasez. Los campos autóctonos y los peninsulares no producían lo suficiente para atender las necesidades de la urbe y había que traerlo en barcos desde Sicilia o de tierras castellanas , guardándolo hasta su utilización.

Fue idea del Consell de la Ciutat construir los Silos, que se quiso convertir en el gran almacenista de la preciada materia prima alimenticia para evitar que unos pocos se enriquecieran mucho y desestabilizaran el mercado, incluso pusieran al pueblo al borde del hambre por falta de pan. Se buscó un lugar soterrado y protegido, seco, que no arruinara con el tiempo de su guarda el trigo, y decidieron que el lugar idóneo era a los pies de una loma que excavaron en Burjassot para hacer los silos en forma de pozos. Más tarde, comenzarían a ser utilizados también como pósitos o graneros.

Cavanilles, en 1795, al llegar por estos lares en su recorrido por la geografía regional, escribió: "Burjasot es uno de los pueblos que los de la capital prefieren para su recreo, y para pasar con comodidad parte del verano, por lo qual se ven allí buenos edificios y deliciosos jardines€ Se halla la población en la cuesta suave de una humilde loma, sumamente seca por naturaleza, y por eso oportuna para el objeto que se propusieron los antiguos de conservar el trigo baxo de tierra. Excavaron para ello en la peña 41 pozos o cuevas que los de Valencia llaman sijes, los antiguos criptas y siros, en castellano silos; los quales ocupan un recinto casi quadrado, cuyos lados son 183 pies y 195 cubierto con losas y cercado de muros. Solamente caben allí 22270 cahices de trigo€ Allí deposita la capital el trigo para socorrer las necesidades que puedan ofrecerse, y principalmente la de los labradores de la contribución, a quienes se les franquea lo necesario con la obligación de reponerle a la cosecha con el aumento de un quatro por ciento€ la terrasa o esplanada que presentan es de los mejores puntos para gozar la hermosa vista de la capital y sus cercanías".

Laborde, en el siglo XIX, dibujó la ciudad de Valencia sentado desde los Silos de Burjasot, un grabado que publicó en su libro de viajes po España.

Al centro de la terraza se colocó una cruz que Jerónimo Muñoz esculpió en 1580 , "una hermosa cruz monumental, la más esbelta, tal vez, de todas las construidas en Valencia desde el siglo XVI en adelante, y la que desempeña con mayor acierto su misión religiosa a la par que decorativa".

A mayor nivel en la colina, presidiendo el conjunto hoy monumento nacional está la ermita dedicad a la Virgen de la Cabeza, del siglo XVII, que comparte honores con san Roque

Martinez Aloy nos describe como valiosa la terraza: "cuarenta y tres tetones, simétricamente distribuidos, denuncian las bocas de otros tantos pozos abiertos en la peña, muy ventrudos, algunos de los cuales puede tragar más de 1.200 cahices de trigo. Como están vacíos ya no hacen falta candados, cadenas y morteros a su acoplada taponería". Aconsejaba subir a ellos de frente "por la escalinata de piedra que está a la parte de Levante, y nos coloca en una explanada de 75 metros cuadrados, cubierta de losas azules y ceñida por un muro que remata en pretil, más bien banco que antepecho". Arriba ya, el lugar se convierte en un "inmenso mirador"

Sanchis Sivera cuenta que comenzaron a ser construidos en 1573 y tenían una cabida para 45.667 hectólitros. Y sobre la ermita de los Silos dice que fue dedicada a la Virgen de la Cabeza por el arzobispo Juan de Ribera, siendo cotitular san Roque.

El plano de los Silos de Burjassot es de 1.742 y se conserva en el Archivo Histórico Municipal.