Caía un sol de justicia, pero no importaba. Miles de aficionados a la buena mesa se congregaron ayer alrededor de uno de los platos estrella de la gastronomía valenciana: el allipebre. El epicentro, como cada año, fue el Port de Catarroja, donde se celebró la 48 edición del Concurs d'Allipebre, organizado por el ayuntamiento de la localidad.

Se repartieron unas 2.600 raciones, elaboradas con 600 kilos de patatas y 400 de anguilas; 150 participantes aspiraban al primer premio de 600 euros, pero solo una se lo llevó: Josefa Navarro Hervás. De cerca le siguieron Juan Antonio Castillo García, que alzó la «medalla plata» y 400 euros. El tercer premio, de 200 euros, lo recogió María Vicenta Chaqués Salmerón.

Los tres participaron en un ya consolidado concurso que se celebra en un ambiente festivo y en el que los cocineros aprovechan para pasar un divertido día entre familia y amigos. Este es el caso de Margarita Miranda, vecina de Catarroja, que ya ha saboreado las mieles del primer premio y el tercero en este concurso en ediciones anteriores. Margarita acudió con su cuñado, Jesús Soria, pero ambos competían por separado, se apresuraron a explicar entre risas.

Grupos de jóvenes también se aventuraron ayer con este plato tan tradicional. Amparo Montaner se presentó con sus amigos y «aunque también queremos ganar, nos hemos inscrito para pasarlo bien», dijo el grupo atento a los pasos de esta receta que ellos han aprendido «de nuestras madres y abuelas». Mientras, los amantes del allipebre guardaban cola para recoger la ansiada ración. «Es uno de mis platos favoritos y vengo siempre», decía Manoli Peña, vecina de València, acompañada de sus dos hijas.

Pero la última palabra la tuvo el jurado, formado por 17 expertos y presidido por Miguel Raga, presidente, además, de la Cofradía de Pescadores de Catarroja. Entre sus miembros estaba también Teresa Campos, primera mujer de la cofradía. Los dos tienen claro el secreto de un buen allipebre: hacer un buen sofrito, encontrar el punto exacto de ebullición y hacer un caldo sabroso. Y para quien quiera presentarse en la próxima edición, un consejo: nada de innovar, que este es un plato tradicional.