La planificación de un macroproyecto urbanístico en la huerta de Catarroja durante la pasada década, el llamado Nou Mil·lenni, que invalidaron los tribunales, no solo provocó el abandono de los campos de cultivo, a la espera de mayores beneficios especulativos, sino que también afectó al patrimonio inmerso en ese espacio protegido.

Uno de los capítulos más extraños fue el que afectó a la masía de l'Hort dels Mestres, una construcción que junto con otras cuatro similares formaba un conjunto que la dirección general de Patrimonio había ordenado proteger para aprobar el plan. Y justo cuando se tramitaba, pero aún no era efectiva, la protección, la masía apareció una madrugada (la de ayer hace once años) derrumbada. Fue de la noche a la mañana en medio del puente del Pilar.

El derribo, aparentemente intencionado, provocó desde una acampada en la zona de Salvem Catarroja para evitar expolios o que culminara la demolición, hasta una huelga e hambre o denuncias en la Fiscalía.

El Ayuntamiento de Catarroja , entonces en manos del popular Francisco Chirivella, no había dado permiso de obras para esa operación. Pero tampoco investigó nunca los hechos ni impuso sanciones ni exigió responsabilidades al que era el propietario del inmueble.

Ayer, como cada año, un grupo de activistas de Salvem Catarroja junto al Col·lectiu Ravatxol, acudió a las ruinas de l'Hort dels Mestres, para recordar aquel hecho impune y que «la especulación urbanística derribó una valiosa pieza del patrimonio local».