Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Deporte

«Ahora la gente no quiere sacrificios, sino resultados rápidos»

La constancia y la paciencia son dos valores que Carratalá destaca para conseguir sobresalir en aikido

El deporte siempre ha estado presente en su familia. Son siete hermanos y, juntos, comenzaron a regentar un gimnasio en 1962 en Torrent, que es un referente. Actualmente lo siguen llevando algunos de ellos junto a sus sobrinos. En él se practican todo tipo de deportes. Gonzalo Carratalá es séptimo dan en aikido, un arte marcial, y ahora ha publicado su libro «50 años de aikido en Torrent». En él, entre otras cosas, cuenta cómo ha llegado a este nivel, ya que son muy pocos en España los que lo tienen.

Acaba de dar a conocer su libro, que hace un repaso de este medio siglo de práctica de aikido en la ciudad. ¿Cómo empezó todo?

Mis hermanos y yo empezamos en el deporte a los doce o catorce años más o menos. Me acuerdo que practicábamos en el corral de la casa de mi abuela. Después yo formé un club de atletismo y también hice gimnasia rítmica. Más tarde me pasé al judo, fui campeón regional, de España y campeón internacional dieciséis veces. Mis seis hermanos, por su parte, han practicado también ciclismo, montañismo, judo o gimnasia rítmica, aunque soy el único que practica aikido. Pero todos hemos tenido inquietudes deportivas. De hecho, a nivel olímpico mi hermano mayor fue árbitro en las Olimpiadas de Barcelona en 1992 y aquí hemos tenido alumnos que han sido deportistas olímpicos. Por mi parte, tras ser dieciséis veces campeón internacional de judo, tuve que parar porque tenía que trabajar y no podía practicar durante tantas horas. Más tarde fue cuando la Federación Española quiso que hubiesen más artes marciales para tener más abanico y conocí en nuestro gimnasio, que estaba abierto ya desde 1962, a André Nocquet, profesor de aikido. Entonces él tenía 62 años, yo 27 y quería realizar lo que él estaba haciendo. Y en ello estoy.

¿Cómo definiría el aikido?

Se trata de un arte marcial similar al judo. Sin embargo, a diferencia de este, en el aikido no hay competición: se va adquiriendo una categoría, y esta se demuestra entrenando. El aikido es el camino de la armonía y la flexibilidad. Con el menor esfuerzo posible se derriba al adversario. De hecho, visto desde fuera, parece un baile, pero nada de eso. Es muy bonito pero muy difícil. Para entenderlo hay que imaginarse a uno mismo cayéndose al suelo. Lo primero que se piensa es en volver a recuperar el equilibrio instintivamente. Uno quiere cogerse a algo, entonces el adversario le da el apoyo y, cuando este siente que se está recuperando es cuando la otra persona lo tira al suelo. Pero no existe la competición, sino que son los profesores los que van examinando a los deportistas, que van adquiriendo rango.

¿Qué valores hay que tener inculcados?

A una persona tiene que gustarle y hay que practicar mucho. Ahora la gente no quiere sacrificios, sino resultados rápidos, y eso no puede ser. Se trata de tener constancia, y nosotros la teníamos cuando comenzamos hace años.

¿Cómo se conlleva un negocio familiar durante tantos años?

Yo sobre todo destaco el valor de la unidad. Nosotros nos sentamos y lo hablamos todo. Cuando alguno dice algo se analiza si tiene razón o no.

¿De dónde viene toda esta tradición familiar?

Mi padre era un gran aficionado al deporte y había sido, entre otras cosas, boxeador. Todos sus hijos nos dedicamos, como se puede comprobar, al deporte. También algunos de mis sobrinos. De mis hijos, uno de ellos también está dedicado a las artes marciales, a la defensa personal. Y ahora el mediano de mis tres nietos está empezando.

El libro, por tanto, repasa toda esta historia.

Claro, cuento todo esto prácticamente. Además, me ha costado muchísimo escribirlo. Comencé en el año 2000 pero, por circunstancias ajenas a mí, tuve que parar varias veces, hasta 2017. Sin embargo, finalmente, pudimos entregarlo en el plazo que nos dio el ayuntamiento, que es quien nos lo edita.

¿Cuál es su objetivo con la obra?

Quería realizar un trabajo didáctico donde se viera que ha habido una continuidad. He conseguido que alumnos míos de aikido sean quintos, sextos danes y maestros nacionales. Lo importante es el trabajo realizado y la gente que se ha beneficiado, que se ha superado a sí misma gracias a este deporte.

Compartir el artículo

stats