Podemos y Compromís per Xirivella, dos de las tres patas que conforman junto al PSOE el banco del gobierno municipal, publicitaron ayer una serie de reuniones que han mantenido en las últimas semanas, para analizar el trabajo que ambas formaciones han realizado durante la legislatura. «Durante estos dos años (sic) los dos grupos municipales hemos mantenido una relación muy fluida que nos ha permitido alcanzar acuerdos y gestionar las discrepancias y que ha servido para impulsar la acción de gobierno», manifestaban fuentes de ambas formaciones en un comunicado.

Tal es su sintonía, que ya miran a mayo de 2019. «El tiempo de las mayorías absolutas se ha acabado para todas las formaciones políticas, así que, tras las elecciones, creemos que la ciudadanía continuará demandándonos que continuemos trabajando en sintonía y, sin duda, la experiencia adquirida podrá mejorar esta colaboración», concluyen.

Sorprende la muestra de buen rollo de Compromís y Podemos, y la ausencia del PSOE, su otro socio, en las reuniones. El alcalde, Ricard Barberà, admitió que las dos formaciones «pueden tener un perfil político más a la izquierda del PSOE», pero rechazó que «mala relación o encontronazos» con los socialistas. De hecho, no descarta que el tripartito exponga su gestión, aunque no concretó cuándo. El dirigente de Compromís avanzó que «seguro que el lunes después de las elecciones nos volveremos a sentar los tres partidos para repetir».

El PSOE resta importancia

Por su parte, el socialista Michel Montaner, alcalde los dos primeros años, restó importancia a las reuniones y resaltó que «no ha habido problemas, ni suspicacias ni ocultismo, sino transparencia, diálogo y consenso, y si en algo no estábamos de acuerdo hemos trabajado para conseguir lo mejor para los ciudadanos».