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La excepción de Vinalesa está en la falla els Xiquets

La comisión celebra desde sus inicios la «cremà» de sus monumentos el 18 de marzo

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La falla Els Xiquets de Vinalesa

Hace 25 años, Alberto, Rosalía y su grupo de amigos, todos vecinos de un barrio de Vinalesa decidieron crear una falla para tener un espacio para compartir con sus hijos e hijas. La llamaron els Xiquets. Hoy, la comisión sigue su actividad y, pese a que ahora podrían llamarse la falla «Dels majors», tal como bromeaban ayer miembros de la agrupación que cuenta con cerca de 80 miembros, sus tradiciones continuan. También la de quemar sus monumentos el 18 de marzo, un día antes que el resto del mundo fallero.

Alberto, el presidente de la comisión desde su fundación, explica que la costumbre nació por su condición de bombero. «La noche del 19 tenía que irme a València a apagar otras fallas. Entonces decidimos pasar la 'cremà' al 18 para que todos pudiéramos estar», añade Rosalía, vicepresidenta de la falla. Ahora Alberto ya no ejerce pero Els Xiquets siguen cumpliendo a rigurosamente la norma que un día crearon y que ayer volvió a consumarse a las 00:00, cuando ardió en llamas el monumento grande construido por toda la comisión. «Algunos nos dicen que por qué quemamos un día antes pero en realidad somos los primeros en quemar la falla el día 19, porque lo hacemos a media noche», dice Rosalia.

Els Xiquets no es una falla al uso. Posiblemente sea la única o una de las pocas en las que sus falleros no se visten con la indumentaria tradicional. Rosalía explica que, cuando empezaron, la gente no tenía dinero para hacerse con un vestido de valenciana y ahora prefieren no hacerlo. Desfilan con blusón. Tampoco ofrendan a la Geperudeta,Tampoco ofrendan a la Geperudeta no es lo suyo. Ellos, tal como cuenta Rosalía, son más de desayunos, comidas y cenas. Son más de convivencia. «Venimos al local que nos cedió el ayuntamiento casi todos los fines de semana y durante todo el año construimos las fallas que plantamos en la semana grande. Lo hacemos todo nosotros, somos una gran familia», añade la fallera.

El espacio de la falla está en un lugar privilegiado. Entre el pueblo, la huerta y un polígono industrial disponen de un terreno con parque infantil y un solar donde plantar la falla en el que no molestan a nadie. En el local, las paredes las adornan los premios que otorga el ayuntamiento cada falla y la cocina y dos mesas enormes amueblan el casal. Ayer, en la jornada de su «cremà» particular, mientras unos desmontaban la carpa otros cortaban patatas para comer 68 personas un guisado de «mandonguilles i verdures». Un lujo.

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