La Asociación de Madres y Padres de Alumnos del CEIP nº 9 Lloma Llarga de Paterna ya no sabe qué hacer. El centro escolar en el que cursan sus hijos, una instalación con menos de una década de vida, carece de la sombra necesaria en el patio de recreo donde cada día decenas de niños y niñas disfrutan del tiempo de descanso durante las clases y donde juegan tras el horario de comedor.

«Es increíble el calor que hace. No se puede estar. El viernes 15 de marzo, durante la fiesta de Fallas, tuvimos que cancelar la actividad con una charanga poco antes de las 13 horas por las altas temperaturas», relata Amparo, una de las madres.

Desde la AMPA explican que el pasado noviembre se reunieron con el alcalde Juan Antonio Sagredo y el concejal José Manuel Mora para volver a pedirles medidas de sombra que eviten el calor que padecen los niños. «Lo llevamos pidiendo desde hace años y no nos hacen caso. Incluso planteamos al alcalde que la AMPA está dispuesta a costear unos toldos, pero se negó. Nos dijo que lo estudiarían, pero no ha venido ningún técnico ni nada a mirarlo», lamentan.

Y es que las altas temperaturas a la hora del patio y tras el comedor están pasando factura a los niños y niñas, con quemaduras en el cuerpo, cortes de digestión o dolores de cabeza y de tripa. «Mi hijo (Quique de 8 años) tiene más pecas desde entonces y hace unos meses sufrió un corte de digestión por el calor», relata Amparo. «Un niño sufriendo varios años este calor y la exposición al sol puede causarle dermatitis o incluso cáncer de piel», asegura Patricia, otra de las madres.

La conclusión a la que llegan de manera lógica en la AMPA es que el centro se construyó con una orientación incorrecta, que impide que el propio edificio actúe de parasol y genere la sombra en el patio, situado hacia al suroeste. De hecho, este diario pudo comprobar que poco antes de las 10.30 horas, la zona de recreo está ya expuesta casi toda al sol. «Mi hijo sale de casa con el bocata, la botellita de agua y el protector solar», reconoce Amparo, que recuerda que una maestra decidió «utilizar un esprai de agua para hidratar a los niños en el patio». En este sentido, la AMPA aconsejó a los padres en una circular que los niñ@s acudieran con protector solar.

Por su parte, Naiara ha decidido retirar a su hijo del servicio de comedor para que no esté expuesto al sol tantas horas. «Me he arreglado la marcha y no se queda a comer para protegerlo», afirma. «No conozco ninguna zona con arena que no tenga ni una sola hierba. Imagínate el calor que hace aquí para que no crezca nada. En abril, mayo, junio, septiembre y octubre hacer cualquier actividad en el patio es casi imposible», admite un profesor del centro escolar. Pero no solo el patio resulta afectado por las altas temperaturas. «Las ventanas de las clases recayentes al recreo actúan como efecto invernadero y las clases se convierten en auténticos hornos», denuncia una de las madres. «Mi hija va a clase en manga corta desde hace un mes», revela Alicia. Es cierto que en su día se colocaron toldos en las ventanas, «pero solo en aquellas clases que estaban ocupada, pero conforme los alumnos han ido subiendo cursos y ocupando las nuevas aulas, se encuentran con las ventanas desprotegidas», indican.

Los padres y madres avanzan que la tradicional fiesta de las familias que se programa anualmente en abril -una jornada festiva con comida en el patio y recaudación de fondos para las actividades del AMPA- se ha cancelado para evitar volver a sufrir el calor. También plantean que la Escuela de Verano de este año se celebre en el Rei en Jaume y no en el Lloma Llarga (cada año es en un centro), «ya que se hacen actividades durante la mañana, pero una vez comen se tienen que quedar dentro del centro viendo películas para evitar que los niños salgan al patio», reconocen las madres.