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Intérprete

El decano de la música de Foios

Salvador Murgui lleva más de sesenta años en la banda del Centro Artístico Santa Cecilia de Foios

Salvador Murgui, músico desde hace más de 60 años, toca su saxofón tenor en el Musical de Foios.

Salvador Murgui tenía 10 años cuando cogió un saxofón por primera vez. Y a los 13 comenzó en la banda de Casinos, donde nació en el año 1938. El último de tres hermanos, acogió su instrumento con la ilusión propia de los niños de su edad, pero cuando estaba a punto de hacer las maletas para tocar en sus primeras fallas, su padre faltó. Dejó de tocar en casa y los ensayos fueron el único lugar donde practicaba su instrumento. A los 17 años se mudó a Foios, el municipio que le vio crecer y en el que sigue tocando su saxofón, 64 años después, en el Centro Artístico Santa Cecilia de Foios.

Cuando Levante-EMV llega, en el bar que linda con el auditorio donde ensaya la banda son las 10:30 horas de la mañana y la sala está llena de grupos de jubilados que se toman el café o el bocadillo y leen el periódico. En una de esas mesas está Salvador Murgui. Invita a un café y mientras se acaba, por lo menos siete personas se acercan a saludarlo y a felicitarlo. El pasado domingo, la banda ganó el certamen de la Diputació de València con mención de honor. Y él sonríe cada vez que alguien se lo recuerda.

Porque, aunque ya ha vivido más de dos decenas de concursos musicales, nunca deja de ilusionarte un premio de tal calibre. «Es un sueño haberlo conseguido», cuenta el veterano saxofonista. Y calla, porque de la emoción los ojos comienzan a brillarle. «Venga, subamos al auditorio», dice liderando la visita de este periódico. Allí realizamos una entrevista larga y tendida, repleta de saltos temporales. «Cuando me mudé a Foios tenía 17 años. Eran tiempos difíciles», recuerda Salvador. Tanto era así, que relata que solo eran 25 músicos en la agrupación (y en situación intermitente) pues muchos de ellos partieron al extranjero a trabajar en los primeros años de la dictadura. Aún así, desde el principio los músicos de Foios fueron cosechando pequeños éxitos que el saxofonista guarda en la memoria.

El despegue de la banda

Con pocos integrantes y pocos recursos, participaron en concursos de pasodobles en la Plaza de Toros; en Cullera; en Altea, y tocaron en festividades religiosas de los pueblos 'de la contornà' pues no todos los municipios tenían banda y así, de paso, los de Foios se sacaban 'unas pelas'. Salvador trabajaba en la fábrica Gardi, junto al Palauet de Nolla de Meliana. «Entraba a las cinco de la mañana y salía a las dos de la tarde. Comía, trabajaba (extra) en la obra tres horas y después, me iba a ensayar con la banda», cuenta el músico.

A pesar del cansancio (dormía de 12 a 5), el saxofonista lo hacía con ilusión. Sarna con gusto no pica. «Pasaba sueño pero hacía todo por ir a ensayar. Tenía 25 años y eso es muy poderoso». Pasaron los años y en la década de los sesenta la banda comenzó a recuperarse (pasado ya el periodo de autarquía) y a crecer a un ritmo que nunca antes había experimentado. Crecieron en número de músicos, la enseñanza musical se fue reglando cada vez más- aumentando el nivel musical- y, poco a poco, las mujeres fueron incorporándose a la banda.

«Antes hacíamos lo que podíamos. Si faltaba un clarinete, llamaban al primo o amigo de alguien que había tocado alguna vez o igual hacía dos años que se lo había dejado, y así íbamos». Ahora, cuenta Salvador «hay más nivel musical». También tiene que ver, según razona, porque cuando él empezó había un solo maestro en el pueblo que enseñaba a todos. Era un aprendizaje más general e intuitivo. Ahora, en cambio, con la profesionalización de la música y la llegada de los conservatorios, hay más gente que se dedica a ello y aunque no sea su modo de vida, tiene un nivel muy alto incluso como «hobbie».

La incorporación de las mujeres en la banda llegó más tarde pero llegó. «Las primeras mujeres que entraron en el Centro Artístico Santa Cecilia de Foios lo hicieron en los años ochenta», recuerda Salvador. «Mi hija Mª Carmen y Ana tocaban el clarinete, Raquel entró con el saxo y Mª Carmen con el oboe. Ellas fueron las cuatro primeras chicas», dice.

En los más de 60 años que lleva dentro de la banda de Foios, a Salvador le ha dado tiempo a muchas cosas. Fue 27 años ajustador de las particiones que tocan en las Fallas y durante 15 años formó parte de la directiva. Han pasado muchos años y Salvador continúa al pie del cañón. Emocionado recuerda a aquellos amigos con los que compartió charangas a pie de calle y al momento de compartir escenario con su nieto, Jaume.

La música le ha acompañado toda la vida y por eso, cuando observa el salón de ensayos actual, recuerda los inicios de la sociedad «en un teatro pequeño» y los ensayos en la calle en las noches de verano que les valían algún que otro grito de los vecinos. El primer premio y la Mención de Honor del pasado domingo fue «un sueño», apunta emocionado. Y mirando el salón de ensayo me lo dice: «Bienvenida a nuestra casa, la de los músicos».

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