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Profesionales proponen un concurso público para la Carxofa de Aldaia

Plantean abrir la organización a un grupo multidisciplinar en el que participen colectivos culturales

Canto de la Carxofa de Aldaia, en la edición de 2016. a. a.

El motete del Cant de la Carxofa, que se canta en seis pueblos de l'Horta y en diversos barrios y pedanías de València, volverá a la calle en Aldaia el 6 de septiembre, al culminar la solemne procesión del Cristo de los Necesitados. El artefacto colocado al final de la calle Mayor se abrirá de nuevo, al sonar la característica melodía de Rigoberto Cortina, y dentro habrá un ángel que cantará las estrofas.

Aunque el ritual es similar, año tras año, en los últimos tiempos han surgido voces que instan a los organizadores a modernizarlo y evolucionar el procedimiento «como los pueblos de alrededor», con el objetivo de «mejorar un patrimonio» para el que la Conselleria de Cultura tramita la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) inmaterial, a petición de los municipios.

Así, en el último Consell de la Música se abordó el asunto y «hubo una valoración unánime» sobre la necesidad de «dignificar y mejorar» la representación que hoy se ofrece «porque es un patrimonio cultural, más allá del componente religioso», según la gestora cultural de Aldaia, Francis López. «Para que sea declarado BIC, tenemos que trabajar en mejorarlo y, para ello, es necesario contar con la colaboración de los profesionales y las entidades musicales de la población». López avanza que, a partir de septiembre, las áreas municipales de Cultura y Educación iniciarán un proyecto de darlo a conocer en los colegios de Aldaia.

En este sentido, el organista de la Catedral de València y presidente del Consell de la Música, Antonio Andrés, también aboga por replantear la Carxofa con elementos como realizar una convocatoria pública a los niños y niñas de la población, al estilo de lo que hacen Alaquàs, Quart o Catarroja, «aunque adaptado a la realidad de Aldaia». En este sentido, Andrés lamenta la desaparición de las formaciones corales infantiles y considera que «se ha de comenzar también por recuperar el canto en los más pequeños». El presidente reconoce también «la gran dedicación» que, en los últimos años, ha tenido el músico que se ha dedicado a formar al angelito.

Por su parte, la soprano Saray García explica que «obviamente la Carxofa requiere cambios porque hay que dignificarla y está en proceso de ser BIC». Para ello, aboga por un crear grupo multidisciplinar de personas vinculadas a la música, tanto profesionales como representantes de todas las entidades musicales (y también la Banda Simfònica que ahora no participa) que esté al frente del proceso, en el que se incluya no solo el canto sino también la didáctica. «El niño o la niña necesita un camino. No podemos enseñarles como si fueran adultos», reflexiona, para añadir que cree conveniente una convocatoria pública a través de los centros escolares y un proceso de selección. Saray García cantó la Carxofa de Alaquàs dedicada a la Virgen del Olivar en 1998 y en 2000, al ser alumna de un colegio de este municipio vecino y ganar la Prova de Veu de l'Àngel.

El pianista Fernando Taberner también considera que «hay que buscar una fórmula distinta para seleccionar al niño o la niña» que cantará el motete y, en esta línea, apuesta por una convocatoria pública a través de los colegios y el profesorado de música. «Es importante conseguir que los niños y niñas estimen la Carxofa y que los colegios se impliquen más». Taberner señala el ejemplo de Alaquàs aunque valora que «habría que adaptarlo a la realidad de Aldaia porque aquí no hay una asociación cultural constituida».

Finalmente, el director de l'Orfeó d'Aldaia, Francesc Valldecabres, se plantea la necesidad de impulsar «un proceso más abierto de selección del ángel» como aspecto principal. Además, considera que en la organización deben estar «no solo las entidades religiosas (la Cofradía o la clavaría) sino todas las entidades culturales musicales y los profesionales». Para ello, anima a estudiar los modelos de Alaquàs, Quart o Catarroja. «Otro aspecto que considero negativo es que vaya cambiando, según el año, del valenciano al castellano porque creo que es un tema más político que cultural y no beneficia a la tradición», concluye.

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