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Medio Ambiente

"Las cañas convierten el bosque de la Vallesa en un polvorín 25 años después"

La Coordinadora de los Bosques del Túria y la AVV de la Canyada recuerdan que el espacio natural sigue teniendo amenazas y piden más acciones de prevención - Esgrimen el papel del movimiento ciudadano en la declaración de parque natural

25 años del incendio en el bosque de la Vallesa

25 años del incendio en el bosque de la Vallesa

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25 años del incendio en el bosque de la Vallesa laura sena | paterna

Ha pasado un cuarto de siglo pero recordar aquella fatídica jornada y recorrer los principales escenarios aún pone la piel de gallina a muchas de las personas que vivieron, en primera persona o a través de familiares, el gran incendio de1994, que destruyó un tercio del bosque de la Vallesa y obligó a evacuar parte de la Canyada. Este sábado, 10 de agosto, se cumplen 25 años de la catástrofe. La asociación de vecinos de este núcleo residencial, que impulsó el movimiento para reclamar la protección (actualmente el Parc Natural del Túria), y la Coordinadora en Defensa de los Bosques del Túria, que tomó el relevo, valoran que se ha avanzado en muchos aspectos pero siguen viendo amenazas sobre este espacio por lo que reclaman aumentar los presupuestos y las acciones para la prevención.

Activistas de ambos grupos han realizado con Levante-EMV el itinerario que siguió el incendio para reflexionar sobre qué necesidades existen actualmente. Ángel Morales, Quico Pellicer, María Zaragozá Mayoral, Javier Belmonte, Vicente Segarra y Dori Bermúdez, por parte de la Coordinadora, y José Carot y Mercedes Garbín, de la AVV, han participado en el recorrido con este diario, que partió de la Canyada.

«Las cañas siguen siendo el problema más grave y no se toma conciencia. Casi todos los incendios han comenzado en los cañares del río. Pero no hay forma de que las administraciones públicas se pongan de acuerdo para erradicar la caña de forma definitiva. La principal responsable es la Confederación Hidrográfica del Júcar, que es la que ha de hacerlo o dar el permiso. Y con esas cañas en ese estado, la Vallesa sigue siendo un polvorín», valora el presidente de la Coordinadora, Ángel Morales. En esta línea, el presidente de la Junta de Barrio de la Canyada y dirigente de la AVV, José Carot, muestra su preocupación por la cantidad de pinos muertos a causa del tomicus que se acumulan en el bosque. «Desde hace años nos hemos quejado y no se actúa. Es peligroso que estén ahí», recalca.

El grupo recuerda la cantidad de municipios valencianos que sigue sin plan contra incendios e insta a los alcaldes y alcaldesas que comparten el parque natural a «redactarlos o actualizarlos».

Frente a ello, valoran de forma positiva que, tras años de peticiones, el Ayuntamiento de Paterna y la Diputació de València estén realizando clareos en las áreas que se quemaron. La zona tuvo una fuerte repoblación natural que provocó un excesivo número de pinos que competían unos con otros y no crecían. «Tras muchas peticiones, nos dejaron intervenir en una esquina y, al ver los resultados en un año (los árboles crecían y el sotobosque comenzó a desarrollarse), lo están haciendo ellos. Es lamentable que, con lo que pasó, tenga que ser el movimiento asociativo en que esté al frente», valora Vicente Segarra. La Coordinadora desarrolla un trabajo permanente en la zona que se quemó con la asociación de familiares y enfermos mentales, Afempes.

En el terreno de lo negativo, ambos colectivos cargan contra las compañías eléctricas. «Las líneas de alta tensión que atraviesan el bosque no son de probada seguridad como marca la ley. Deberían recordar la quiebra de una compañía en EEUU por causar uno de los mayores incendios de la historia de Los Ángeles», incide Javier Belmonte, expresidente de la Coordinadora. También critican las talas «salvajes» que siguen realizando bajo los tendidos. «Luego no reforestan la zona con especies menos peligrosas que los pinos o sotobosque, de forma que se cree un corredor verde», dicen.

Todos coinciden en que, tras el incendio de 1994, hubo una fuerte concienciación «porque la gente vio lo que podía pasar» pero, tras la declaración del Parc Fluvial del Túria, la sociedad «se relajó» y ahora, «al estar en una situación de emergencia climática y alcanzarse muchos días los niveles de máximo riesgo» ha vuelto a resurgir la preocupación por el bosque. «Espero que no sea una moda», afirma María Zaragozá Mayoral , hija del histórico activista fallecido, Xavier Mayoral, fue presidente de la entidad cuando se declaró el Parc Natural del Túria.

En este sentido, tanto Mercedes Garbín como Zaragozá Mayoral instan a las administraciones a promover acciones serias de concienciación como charlas formativas «con la difusión suficiente para que se entere la gente», talleres o simulacros. «Ahora que se cumplen 25 años, los ayuntamientos tendrían que organizar que la coordinadora vaya a los colegios a contar lo que pasó y lo que hacen», manifiesta Garbín.

Finalmente, todos hacen un llamamiento a los miles y miles de usuarios del Parc Natural del Túria desde que se construyó el Parc Fluvial porque de su comportamiento depende también el futuro del bosque.

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