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Al viento de l'Albufera

Una veintena de embarcaciones participan en la regata-exhibición de vela latina en el parque natural

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Regata-exhibición de vela latina en l'Albufera

La cita era a las 12 horas en un cañar pasando el canal del Tremolar y el único requisito indispensable para participar era tener una embarcación de vela latina y estima por l'Albufera. Ayer, se celebró la regata-exhibición de vela latina, organizada por la asociación de Alfafar y en la que participaron una veintena de estas tradicionales embarcaciones, que fían su navegación al viento que sople en este enclave natural, lo que ya no es habitual, ya que las embarcaciones actuales que pasean a los visitantes van a motor.

Jornadas como la de ayer, que finalizó con una paella a leña en la Paella Official School, buscan mantener viva la tradición de, según la organización, más de dos mil años. La vela latina, que es Bien de Interés Cultural (BIC) desde hace tres años, se caracteriza por ser triangular, estar montada sobre dos mástiles en forma de cruz, y recorrer longitudinalmente el caso de la barca.

Hay que tener en cuenta que estas características se deben al uso que se daba a las embarcaciones: pescar y transportar tierra y, sobre todo, arroz. «Es una barca que se distingue por la vela de tres puntas y que solo puede utilizarse en l'Albufera, porque no tiene quilla ni es estable y trabajamos con la percha, por lo que no se puede ir con ella por el mar», explica Sandra Cabrelles, una de las integrantes del primer equipo femenino que participa en la Liga Diputació y que ayer formó parte de la regata-exhibición.

Pero, ahora, no solo es un medio de transporte, deporte o tradición, «también hacemos mucho por el ecosistema, es una forma de convivir», detalla. Su compañera Rosana Duart, considera que navegar en vela latina «tiene mucho de cultura» lo que se observa «en el tipo de personas que participan: llevan en l'Albufera desde toda la vida y a los nuevos nos transmiten la riqueza de todo lo que conocen». Así, «mantenemos, conservamos y aportamos nuestro granito de arena; esto es BIC y se tiene que conocer», defiende. «Todos los sábados nos reunimos y salimos si no hay mal tiempo. Aquí todo es cultura: las barcas, el arroz, el campo...», apunta Ximo David, presidente de la asociación de Silla, que recuerda que las regatas son herencia de pequeñas competiciones que los trabajadores tenían hace décadas por ver quien tenía la mejor barca o vela.

«L'Albufera es una maravilla, somos muy privilegiados de tenerla, pero es muy desconocida: cuando entras te gusta, pero cuando practicas la vela latina, tienes sentimientos encontrados, porque entrenamos y es un deporte que cuesta, pero también es un punto de encuentro, hacemos equipo, el ambiente es muy cordial...», destaca Rosana. Loles Carpí valora el entorno natural: «¿sabes lo que es estar navegando en l'Albufera? Es lo más», apostilla.

La tradición la mantienen personas mayores del entorno de l'Albufera, como de Catarroja, Silla, el Palmar, Alfafar, Sollana, el Perellonet... pero también tiene futuro, gracias a un par de escuelas y, sobre todo, por jóvenes como Pablo Daroqui, de 16 años. «Mi padre se apuntó, vine con él y me gustó. Hay muy buen ambiente y es muy emocionante lanzar la vela y ver cómo va la barca. Es un poco difícil, porque hay muchas cuerdas y si te descuidas puedes ir al agua, pero yo lo recomiendo», aseguraba ayer el muchacho, antes de la salida. Ximo David, de Silla, certifica que el relevo existe: «está saliendo gente joven que es la que nos tiene que sustituir, ¡y desde el año pasado ya nos están dando 'caña'!».

«El agua era transparente»

Navegar en vela latina es navegar también por la historia, sobre todo si se hace en la misma embarcación que los albuferencs más mayores, que recorren l'Albufera «des de que em pariren» y la conocen a la perfección. La regata, de más de dos horas de duración, se convierte en un plácido viaje durante el cual recuerdan que, hace 70 años, «el agua era transparente y se veían las pechinas», y lamentan la inacción política ante la bajada del nivel de las aguas, lo que achacan principalmente a la basura y la suciedad del fondo. Para combatir esto, los albuferencs saldrán en septiembre «a limpiar los canales» (antes llamados «carreras»).

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