Hablar de l’Albufera es hablar de arroz. También es hablar en valenciano, pues casi todos de términos empleados para explicar el proceso de la siega carecen de traducción o, al menos, de sentido para sus agricultores. El pasado domingo se celebró la octava edición de la Festa de la Sega, organizada por la denominación de origen Arroz de València, una jornada en el puerto de Catarroja plagada de historia, tradición y gastronomía, que fue la despedida del verano y la bienvenida al otoño. Para ello hubo 'cant de batre', una demostración de la siega tradicional con el 'rogle' (hoz) y el 'aca' (caballo), paellas de todas las variedades e incluso concurso de 'perxa', la técnica que se utiliza en l’Albufera para desplazarse con las barcas.

El 'tío Pepe' tiene 82 años pero empezó con siete a segar el arroz con sus padres. Como él, Carmelo, de 74, ha ido enfundado, como el resto, en el traje tradicional. «Vamos muy limpios porque es una demostración», decía entre risas Vicent, apodado el 'dimoni' de Catarroja. Mientras, el 'aca', de nombre Rubia, se preparaba para arrastrar el arroz recogido.

Además de los 'segadors' más veteranos, estaban Miguel y Vicent, de 27 y 22 años, respectivamente. Llevan metidos en el fango de los campos desde siempre, casi por obligación familiar. Raul Raga no es de Catarroja, es de Massanasa, pero lleva más de la mitad de su vida en la localidad y vinculado al arroz.

Sin embargo, solo uno fue ayer el «Segador de honor», el premio que se entrega cada año. Fue al cabtautor Miquel Gil, «orgulloso y honrado» por el reconocimiento. «Espero que cuidéis toda la naturaleza que os rodea», dijo el artista.

Y es que la música fue una parte fundamental del evento. Antes de la demostración, cuatro personas participaron en un concurso de 'cant de batre', el tradicional ‘cant valencià’ que nació en el campo y se consolidó como canción popular. Lola Ledesma, de Alzira, se alzó con el premio del jurado por su 'Cant de Batre del Sella'. Su voz levantó los aplausos de las dos gradas y de todas aquellas personas que se quedaron tras las vallas. Según la organización, se acercaron más de 1.500 personas.

Durante la jornada se han celebrado además actividades de todo tipo: ‘dansaes', gigantes y tres demostraciones de cocina ('showcooking', en su término en inglés').