La población de Albalat dels Sorells se ha marcado el objetivo de convertirse en un municipio «O,O», reduciendo el consumo energético, las emisiones y la contaminación, y apostando por las energías renovables. «Pero también necesitamos la implicación de la ciudadanía; sin ellos no llegamos a ningún sitio», explican el alcalde, Nicolau Claramunt, y la concejala de Medio Ambiente, Sonia Clemente.
El proyecto Albalat O,O nació a mitad del pasado mandato. El ejecutivo reconoce que la idea no es pionera. La copiaron del municipio catalán de Rubí. «Esa fue la base para arrancar. No pretendemos la exclusiva. Si aquí funciona, puede hacerlo en Foios o Meliana. Piensa en global, actúa en local», resume Claramunt. La meta final es ser autosuficientes, aunque reconoce la dificultad de alcanzarla al 100%, pero sí reducir al máximo las emisiones y la contaminación.
Lo primero que hizo el consistorio fue encargar a dos cooperativas un diagnóstico para conocer el consumo anual de todas las instalaciones municipales, además de la formación específica que recibieron los técnicos municipales para controlar los gastos. «Fue la parte más laboriosa de realizar al tener que recopilar datos y demás. Ahora, a través de la app Our City Our Energy, se puede comprobar el consumo de Albalat desde 2017 y comparar si las medidas aplicadas dan sus frutos», explica Sonia Clemente.
Entre las mejoras que ya ha aplicado el consistorio figura la de utilizar solo energía renovable en todas sus instalaciones y el alumbrado público. «Licitamos el contrato y desde marzo la empresa contratada certifica que nos suministra energía 100% renovable», revela el alcalde. Además, está aplicando medidas cuotidianas para reducir el consumo en esos edificios. Desde abrir las ventanas en lugar de la refrigeración, a colocar sensores de luz en diferentes estancias o sustituir las luminarias convencionales por led.
«La cantidad lograda por el ahorro del consumo energético en estas instalaciones, se reinvertirá en iniciativas que mejore la eficiencia», apunta la concejala. En este sentido, ya hay proyectos visibles que demuestran su clara apuesta por la sostenibilidad. Desde hace un par de años cuenta con un punto de carga de coches eléctricos, la brigada municipal ya tiene dos vehículos eléctricos, esperan que también lo tenga la Policía Local y la nueva zona verde junto a la CV-300 cuenta con dos pérgolas de placas solares para suministrar de energía las luminarias led y propulsar el motor de riego de árboles y plantas de dicho lugar.
Pero Claramunt y Clemente piden a los vecinos su implicación. Por ello ofrecen bonificaciones para impulsar la sostenibilidad. Así, reducen hasta un 50% el recibo del IBI a quien instale placas solares para calentar el agua o para el autoconsumo energético. También bonifica hasta el 75% del impuesto de circulación a los propietarios de coches eléctricos. «No por tener más zonas verdes reduces la contaminación. De hecho, junto al parque lineal hay más contaminación por el alto tráfico que cerca del ayuntamiento con menos vegetación», revela el alcalde.
El reto para escolares y vecinos
En la hoja de ruta figuran otras iniciativas. Por un lado plantearán a los usuarios de instalaciones municipales como el colegio El Castell o la Escuela de Música el siguiente reto: Si logran reducir un 50% el consumo energético de esos edificios, el dinero ahorrado se destinará, la mitad a mejoras para seguir reduciéndolo, y el otro 50%, para lo que deseen, desde material, instrumentos o excursiones y actividades de ocio. «Si son capaces de hacerlo, también lo harán en sus casas. Se trata de concienciar al vecino y que este proyecto no sea la voluntad del político sino del ciudadano», resaltan ambos dirigentes.
Nicolau Claramunt también avanza que en la rehabilitación del antiguo Matadero, con fondos europeos, destinarán 130.000 euros a energías renovables.
