El alcalde de Silla, Vicente Zaragozá, anunció ayer que eliminarán los «vedats» de caza habilitados en l'Albufera, si persiste el descenso en la recaudación de fondos en la subatsa anual de cotos. El dirigente mostró su decepción ante el negativo resultado de las pujas de ayer, en las que ingresaron 100.300 euros, 16.502 euros menos (14,13%) que en 2018 y 24.124 menos (19,39%) que en 2017.

Y es que como manda la tradición, el Nou d'Octubre en Silla es el día de la subasta de los cotos de caza en l'Albufera, también conocidos como vedats. Después del esmorssaret y el carajillo, los asistentes, menos de un centenar, fueron tomando asiento para la subasta. En total, 18 puestos para cazar. Los cazadores, tanto veteranos como debutantes en la cita, ya admitían antes del comienzo que la cosa no pintaba bien y que el resultado final sería peor que el del año pasado. No se equivocaron.

Micro en mano, el subastador fue ofreciendo los cotos uno por uno, desde lo alto de la tarima. Hay cazadores que van a tiro hecho. Les gusta un «vedat» y pujan de manera decidida por él. En cambio, hay otros que se ajustan más al bolsillo y van jugando con el tempo de la subasta. Al final, como casi todo, es cuestión de dinero.

Pese a que las caras son las misma cada año, el sigilo y el disimulo en la puja es contante. El encargado de dirigirla, ojo avizador, mira a derecha e izquierda y va anunciado la suma. «Cien», «quientos más», «este ya lo tengo vendido»? y así hasta que nadie pone más pasta. «Adjudicado» proclama, acompañado del golpe de timbre que ejecuta el alcalde, Vicente Zaragozá, presente en el acto. Hora y media después, se habían adjudicato todos los vedats. La recaudación apenas superaba los 100.000 euros, manteniendo el declive de los últimos años: 116.802 euros en 2018 y 124.424 euros en 2017. De los 18 cotos subastados, solo tres (el 4, el 13 y las empavesadas) consiguieron superar las cifras del pasado ejercicio.

El dinero que ingresa el Ayuntamiento de Silla en la subasta, sirve para cubrir la mano de obra municipal por el acondicionamiento de los vedats (llenado de agua y montaje) y para rehabilitar los daños ocasionados por el paso de los cazadores en caminos y demás. Solo en los salarios de media docena de empleados, el coste asciende a 70.000 euros.

El alcalde de Silla admitía estar «decepcionado» por el «resultado negativo» de la subasta de este año. «Cada año vamos a menos y si sigue esta tendencia, tendremos que replantearnos qué hacer», reveló el socialista.

Zaragoza detalló que el «vedat» se monta «exclusivamente» para cazar y para ello, «se llena de agua, y se acondiciona» porque «si no, no se tocaría nada». El alcalde no ocultó que preparar los cotos «cuesta un dinero. Además, de la mano de obra, el resto de los ingresos de la subasta se emplea en la reparación de daños de caminos y demás, y otras actuaciones». Por ello, avanzó que «si al final nos va costar dinero reparar todo aquello después de la temporada de caza, habrá que pensar si seguimos».

En su opinión, el descenso paulatino de ingresos se debe, principalmente, «al poco relevo generacional en la caza» y a que «cada vez hay menos afición a ello. Solo tienes que ver que la media de edad aquí ronda los sesenta años», apunto. En este sentido, añadió que gente de Silla que participa en la puja de un vedat, «no alcanza ni el 50%, por lo que debemos repensarnos quñe hacer» ya que, «no va a pagar Silla algo que no le beneficie».

La decisión avanzada por el alcalde, por tanto, no va encaminzada a la elimación de la caza pero sí de los vedats. En caso de llegar a este punto, los propios vecinos del pueblo serían los que disfrutarían de la pasión por la caza pero sin un coto restringido inundado, modalidad que atrae a las aves y aumenta el botín del cazador.