Una mañana te despiertas y tienes que ir al Centro de Salud a pedir hora para una consulta. Decides ir con tu pareja y, mientras ésta hace cola para pedir la cita, tú te buscas sitio para aparcar. Ella aporta los datos de identificación al personal administrativo del mostrador y recibe como respuesta que no es posible concretar una cita porque el usuario está dado de baja en la Seguridad Social. Por defunción. «¿Cómo es posible? Si me acabo de bajar del coche y hemos pasado la noche juntos», se pregunta. La respuesta es que, por alguna razón lo han dado por muerto burocráticamente.

Esto es lo que le ha pasado a un matrimonio de Benetússer. A Felipe Ruiz Jiménez, jubilado de 71 años, le dieron por muerto a causa de un error administrativo que desconocen en septiembre. La recepcionista del centro médico realizó una llamada para solucionar lo ocurrido y poder darle la cita. «Ya está, ya lo hemos hecho», dijo, pero lejos de estar solucionado todo el asunto, acababa de iniciarse una pesadilla de trámites hasta que la Administración volviera a reconocer que Ruiz estaba vivo.

Al salir del centro fueron a la farmacia a comprar medicamentos y volvieron a encontrarse con un problema. Decidieron acercarse al banco para averiguar qué es lo que pasaba. «Nos encontramos con que me habían ingresado la pensión del mes de septiembre pero, acto seguido, lo retiraron de la cuenta y me dejaron al descubierto», confiesa el pensionista. «Me cancelaron todas las visitas médicas que tenía programadas hasta diciembre aunque han vuelto a ponerlas en marcha y he conseguido recuperarlas. No he perdido ninguna consulta y me han atendido en todo lo necesario, pero están siendo unos meses en los que vamos muy justos económicamente», confiesa.

El primer paso para deshacer el embrollo fue acudir a la delegación del Instituto de la Seguridad social (INSS) que hay en Catarroja y también al Servicio de Información y Atención al Paciente (SAIP) de València. «Todos los funcionarios que nos atendieron nos han ofrecido un trato excelente, pero, a fecha de hoy, todavía no me han ingresado la pensión del mes de septiembre; solo he cobrado octubre, pese a tener una carta en la que reconocen el error», añade.

«Estoy vivo»

Con fecha de 1 de octubre, a través del Instituto Nacional de la Seguridad Social en València, se tramitó la «Declaración de vivencia» para acreditar que Felipe Ruiz está vivo. El 3 de octubre firmaron el «Documento acreditativo del derecho a asistencia sanitaria», que garantiza el servicio público del asegurado y tuvo que presentarse en el Centro de Salud para actualizar y obtener la Tarjeta Sanitaria Individual. Por último, respecto a la «Extinción o suspensión de la prestación económica» con efectos económicos desde el 1 de octubre, se emitió el 8 de octubre la resolución de la Dirección Provincial del INSS en el que se pide «rehabilitar la pensión que fue dada de baja por error».

«Hasta ahora no hemos tenido ningún impago de recibos pero, si tengo algún problema, tendremos que denunciar a la Seguridad Social. Esperemos que todo se pueda solucionar antes», manifiesta el afectado.

Felipe Ruiz es diabético y se pincha todos los días insulina por lo que necesita medicamentos constantemente. «Gracias a que tenemos una farmacia de confianza desde hace muchos años,, no hemos tenido problemas con la medicina», confiesa.

«Ya no nos hace gracia»

Cuando la administrativa les sorprendió con la noticia se lo tomaron a risa, con humor. «Las primeras 24 horas te lo tomas a cachondeo, después te das cuenta de que te bloquean en todos los sitios y te empiezas a poner nervioso», revela. Lo que creían que se quedaría en algo anecdótico, les está trayendo más de un dolor de cabeza y unos cuantos viajes a Catarroja y València.

Tener que justificar que estás vivo acudiendo en persona es incomodo, hacer trámites y no encontrar la respuesta esperada- el ingreso de la pensión correspondiente a septiembre- es una molestia. El matrimonio solo espera que este pago se haga cuanto antes para poder continuar su rutina con total tranquilidad.