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Movilización

Cruzada de familias por el comedor

Medio centenar de madres del CEIP Martínez Torres de Aldaia recoge más de 550 firmas para que se incluya en el Edificant la ampliación de las instalaciones tras quedarse sin servicio 130 escolares

El CEIP Martínez Torres de Aldaia se construyó al inicio de la década de los ochenta. l-emv

Medio centenar de madres y padres de alumnos del colegio Martínez Torres de Aldaia han iniciado una serie de movilizaciones para conseguir un servicio de comedor adecuado a sus necesidades, que a día de hoy consideran claramente insuficiente. Para ello, han entregado un documentado ante la conselleria de Educación, el Ayuntamiento de Aldaia y el Síndic de Greuges en el que detallan la problemática, con el aval de más de medio millar de firmas.

El CEIP Martínez Torres fue construido en 1981, a las afueras de Aldaia, en el linde con Alaquàs. El centro apenas ha sufrido cambios, pero su entorno sí. Los bloques de viviendas rodean ahora al colegio y con ellos, niños y niñas como usuarios potenciales. Una buena parte de padres y madres optan por dejar a sus hijos en el servicio de comedor, que ahora no da a basto, según explican en el escrito. Así, relatan que en el presente curso se presentaron hasta 400 solicitudes, pero solo se admitieron 270. El resto se quedó fuera.

Pero recuerdan que no es una situación nueva. Ya son cuatro años los que se viene arrastrando la falta de plazas de comedor, afirman. En este sentido, admiten que, en una reunión, la conselleria les comunicó que el comedor no es un servicio obligatoria en el sistema educativo sino complementario. Pese a todo, ponen en valor la solución que implantó en Ayuntamiento de Aldaia para aliviar la alta demanda, aunque apuntan que no es la mejor.

La administración local decidió ofrecer plazas de comedor en la Escuela Municipal Llavoreta, a unos 300 metros del Martínez Torres, para lo cual hay que cruzar el Camí Encreullades, un calle de doble sentido con alto tráfico, incluido el pesado, al estar pegada al polígono industrial. «El servicio es más caro que en CEIP pero, sobre todo, los niños corren peligro en cuanto a su seguridad», advierten las familias. Así, alertan de que la Administración podría incurrir en desprotección y vulneración de los menores respecto a sus compañeros y critican que estos niños y niñas, la mayoría de infantil, deben recorren los 600 metros con frío o lluvia, como estos días. «Llegan de Llavoreta mojados y las monitoras deben ayudarles abrocharse las chaquetas. Son niños muy pequeños», lamentan.

En total, son unos 38 los escolares del CEIP Martínez Torres que utilizan el servicio de la escoleta. Les acompañan tres monitores contratados por el ayuntamiento. Si las familias advierten de que esta solución no es la mejor, lo basan en dos incidentes recientes que han aumentado su malestar por el problema del comedor. Hace un par de viernes, la abuela de un niño de cinco años acudió a recogerlo a la Llavoreta tras la comida, ya que los viernes no hay clase vespertina. «Al llegar allí le dijeron a mi madre que se habían llevado al chiquillo al colegio. Al llegar al colegio, mi madre estuvo llamando pero nadie abría y, cuando lo hizo una limpiadora, le dijo que allí no quedaba nadie. Al final, con todo el nerviosismo, se localizó al crío en el pabellón con la monitora, junto con otros dos alumnos. Lo había llevado hasta allí pensando que tenía clase extraescolar y no la tenía», lamenta la propia madre.

Una niña no entró en el centro

Pero esta misma semana el incidente fue «mucho más grave», señalan. Al volver de la Llavoreta, una niña de tres años no llegó a entrar dentro del CEIP y se quedó en las inmediaciones. Unas vecinas que pasaron y la reconocieron, la vieron llorando y desorientada, y avisaron a Secretaría para que entrara. «Este tipo de riesgos no se pueden permitir con nuestros hijos», aseguran.

Por ello, consideran que la «necesidad» de ampliar las plazas de comedor y la propia cocina «es prioritaria», por lo que sostienen que se deben «poner soluciones a corto y largo». Sobre la primera, apuntan a la instalación de un módulo prefabricado en el patio que haga las labores de biblioteca y que esta se habilite como comedor. Como solución definitiva, con un proceso más largo, apuestan por incluir un nuevo comedor que dé servicio a todos el alumnado mediante un proyecto del Pla Edificant.

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