Abordar la situación en los países de origen para evitar la salida masiva de personas, exigir responsabilidades de los Gobiernos que tienen que dictar leyes más justas con los y las migrantes y crear espacios de encuentro y participación tanto con la sociedad de acogida como con las administraciones públicas. Estas fueron tres de las ideas más repetidas en la mesa redonda organizada por la Fundació Horta Sud en el Museu Comarcal, moderada por la delegada de l'Horta en Levante-EMV, Laura Sena. El objetivo era abordar la situación por la que pasan las familias que salen de sus países, desde el inicio del recorrido hasta el final, pasando por travesías en el mar en las que se juegan la vida, pagos a las mafias, obstáculos burocráticos, centros de internamiento y otros.
En el diálogo participaron Trini Blanch, de la Assemblea de Cooperació per la Pau; Leticia Cabo, de la ONG Open Arms; Irene Martínez, por la plataforma CIES no; Mauricio Pinto, de València Acoge, y Mohammed Mboirick de África en el Corazón. Entre el público estaba el secretario autonómico de Participación, Ignacio Blanco (EU) y el edil de Quart de Poblet y dirigente de la Mancomunitat de l'Horta Sud, Bartolomé Nofuentes, además de representantes de numerosas entidades del ámbito de lo social.
En su intervención, Blanch instó a abrir la mente sobre los factores que motivan la salida masiva de personas de sus países en la última década, ya que son diversos y complejos, además de explicar su experiencia en Jordania. También recalcó que, frente a la creencia generalizada, no es Europa el principal receptor de familias.
Por su parte, Leticia Cabo narró algunas de las experiencias de Open Arms en el rescate de personas en el mar y calificó de «auténtico genocidio» lo que movió a la creación de la ONG. «Llegamos a Lesbos y descubrimos que miles de personas cruzaban en condiciones infrahumanas y en manos del crimen organizado», recalcó.
Irene Martínez denunció la vulneración de derechos que viven las personas encerradas «ilegalmente» en los CIEs (problemas de salubridad, torturas e incluso alguna muerte en circunstancias extrañas) y pidió la clausura de estas «cárceles».
Mauricio Pinto ofreció su testimonio como persona llegada desde Colombia, cuando estaba en plena guerra, y su trayectoria hasta convertirse en un activista de València Acoge. «Es importante que las personas migrantes se involucren en asociaciones», además de criticar los inexistentes foros de participación con el Ayuntamiento de València. También denunció el «racismo institucional» y tildó de «cárcel racista» los CIES.
Finalmente, Mohamned Mboirick, que está vinculado a entidades en Torrefiel y Orriols, destacó los proyectos comunitarios que se han puesto en marcha para reivindicar el valor positivo de la multiculturalidad.
En el diálogo, asistentes contaron su testimonio y denunciaron que el «colonialismo» por el que Occidente de repartió África en el siglo XIX, condiciona aún la situación de numerosos países, donde la ciudadanía está privada de derechos, los recursos están en manos de poderes extranjeros y «aún existe la esclavitud, aunque sea de otra forma». Por ello, consideraron fundamental que las acciones se desarrollen en los países de origen con continuidad e implicación de la ciudadanía local.
