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La galería hacia los silos 37 y 38 del pati de Sant Roc se reivindica

Un estudio determina que ambos depósitos también sirvieron como refugio durante la guerra

Murete de la plaza Rei Jaume I, donde probablemente se halle, la entrada que conduce a los silos 37 y 38.

Los túneles excavados en las entrañas del monumento de los Silos de Burjassot en la última guerra civil (1936-1939) constituyen un capítulo más sobre la historia de este conjunto arquitectónico que durante centurias, desde su construcción a partir de 1573 para almacenamiento de grano bajo el reinado del austria Felipe II, albergó una de las mayores infraestructuras económicas del país.

Aunque la mayor parte de la edificación del «granero» se realizó en el siglo XVI, la conclusión de las obras no se oficializaría hasta principios del XIX (1806), siendo rey el borbón Carlos IV. No tardarían en aparecer nuevas técnicas para mejorar el almacenaje de grano y, hacia finales del ochocientos, el sistema de ensilado quedó obsoleto. A principios del siglo XX (1907) los más de 40 depósitos cavados en el subsuelo del «pati de Sant Roc» -actualmente conserva 41 de los 46 o 47 que, según fuentes, llegaron a construirse- dejaron de tener la función para la que se concibieron, aunque todavía conservaron un fin comercial hasta 1931.

Años después, durante la guerra civil, algunos de aquellos silos encontraron nuevo uso como refugio de personas o almacén de material. Desde la muralla noreste del conjunto monumental -en el paseo Concepción Arenal- se abrieron tres galerías a tal efecto. La más cercana al edificio «embarronat» (almacén de superficie porticado con barrotes), que conecta seis silos (números 4, 3, 2, 7, 6 y 1) a los que se puede acceder a pie plano, se destinó a refugio antiaéreo. Las otras dos -una conduce a los silos 25 y 29 a través de un trayecto en forma de «T» y la otra, en forma de «I», al 41- sirvieron de «almacenes, fundamentalmente como polvorín de municiones», según relata el historiador Santiago López en su libro «Las fuerzas armadas en el Burjassot de la 2.ª República». A estos tres depósitos, a diferencia de los próximos al «embarronat», no se puede acceder andando por el desnivel existente entre la galería y el suelo del silo.

Posteriormente, en 1947, a raíz de una campaña promovida por el Ayuntamiento de Burjassot para reclamar la propiedad de los Silos y su restauración, se tapiaron, por seguridad, los accesos a las galerías, que permanecieron ocultos hasta que en la década de los años 80, con motivo de unos trabajos de restauración del muro situado en el paseo de Concepción Arenal, se reabrió la entrada a los seis silos próximos al «embarronat». Estos, junto con el depósito 41, hasta no hace mucho podían visitarse gracias a un programa municipal de Turismo que desde abril de 2015 funcionó durante meses. No tardaron en cancelarse las visitas dado el estado general de deterioro del monumento. En cuanto al acceso a la galería que comunica los silos 25 y 29, este era claramente visible desde el mismo paseo, si bien continuó tapiado hasta que se «redescubrió» el 18 de septiembre de 2018 con el derrumbe del muro tras un fuerte temporal.

Sin embargo, «estos no son los únicos silos comunicados mediante galerías», como sostiene el investigador en su estudio. Hubo «al menos otro túnel». Probablemente, su entrada se hallaba en lo que es hoy la plaza Rei Jaume I, un espacio peatonal situado entre una de las fachadas laterales del ayuntamiento y uno de los muretes del monumento, en concreto el que, desde hace décadas, se utiliza como estacionamiento reservado a vehículos autorizados.

Varios son los motivos para mantener esta hipótesis: primero el testimonio de una persona que afirmaba recordar cómo, siendo niño, accedía a uno de los refugios existentes en el pati de Sant Roc, «pero no por el paseo de Concepción Arenal», como era de suponer, sino «por el callejón que separa el ayuntamiento de los Silos». Trabajando sobre esta hipótesis se pudo constatar la veracidad de este testimonio gracias a una de las fotografías contenidas en el folleto «Los Silos de Burjassot. En apoyo a una petición», del que fue cronista del municipio, Juan José López Laguarda, publicado en 1949.

En una de las fotos de la publicación se ve una perspectiva de la explanada de los Silos en la que se aprecian los silos 25, 29 y 41. Las tapas («pilons») de estos silos habían sido sustituidas durante la guerra civil por unos prismas de cemento, en cuyo centro destacaba un tubo metálico que servía de respiradero. En cambio, la imagen del folleto de 1949 parecía reproducir otra perspectiva de los mismos silos; pero, estudiándola con detenimiento, se aprecia perfectamente cómo los silos que aparecen en la anterior fotografía están al fondo, mientras que en primer plano se aprecian dos nuevos prismas, uno de los cuales ha perdido el tubo que actuaba de respiradero, y a la derecha se aprecia la sombra de la puerta de reja que comunica los Silos con la plaza del Ayuntamiento. Esa es la prueba irrefutable de que, «al menos, otros dos silos fueron utilizados como refugio». Analizando la fotografía, «todo parece indicar que se trataba de los números 37 y 38», y se aprecia perfectamente, en línea con ellos, al fondo, el 41.

Tal como se desprende del trabajo de López y de la labor que viene desarrollando la asociación Amics i Amigues de les Sitges, «las sorpresas no acaban aquí». En el entorno de los Silos «existe constancia documental de la existencia de otras galerías y refugios». Desde la entidad cultural no quieren adelantar acontecimientos y confían en que la elaboración de un plan director para la recuperación del conjunto monumental de los Silos de Burjassot saque a la luz nuevas sorpresas, y dé, por fin, una visión global de este conjunto monumental -tan próximo y a la vez tan desconocido- único por sus características en España, y prácticamente en el mundo, y que fue clave tanto para el desarrollo de València como para el comercio de trigo en el Mediterráneo.

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