El eterno proyecto de remodelación y mejora de la frontera de València con Mislata, en la actualidad un cruce con un intenso tráfico, aceras estrechas y sin rebajes, muros medianeros degradados, desniveles infranqueables y escalones vuelve a estar sobre la mesa. La creación de un entorno amable y la pacificación de la frontera entre ambos municipios será una de las prioridades a resolver por la comisión técnica bilateral que este miércoles impulsaron la vicealcaldesa de València y concejala de Desarrollo Urbano, Sandra Gómez, y el alcalde de Mislata, Carlos Fernández Bielsa, ambos del PSPV.

Ambos responsables municipales visitaron los puntos más degradados del borde urbano. «València y Mislata tienen problemas comunes que se tienen que abordar de forma global y conjunta para intentar mejorar la vida de los ciudadanos», afirmó Bielsa.

Además del acceso de las calles València y 9 d'Octubre, cuya reurbanización permitirá pacificar el tráfico en el entorno del Museo de Historia, también se analizarán en la comisión bilateral las posibidades de mejora del camino que comparten ambos municipios en la parte recayente al Parque de Cabecera que utilizan sobre toso los camiones del Bioparc.

Primer encuentro en 40 años

Para Bielsa, quien destacó que es la primera vez en 40 años que el Ayuntamiento de València se reúne con el de Mislata para abordar la mejora de la frontera entre ambos municipios, la creación de una conexión «amable» entre València y Mislata «es prioritaria». La calle Valencia de Mislata registra una intensidad media diaria de 18.800 vehículos, cifra que se dispara hasta los 70.000 vehículos en el encuentro con el puente 9 d'Octubre.

Este acceso urge desde hace años una mejora que contemplará, según lo apuntado ayer, la ampliación de las aceras, mejoras en jardinería y de las conexiones eliminando barreras arquitectónicas que impiden el tránsito peatonal especialmente a las personas con movilidad reducida, qu en algunos tramos tienen que descender a la calzada.

La comisión bilateral permitirá, según apuntaron Gómez y Bielsa, resolver con más celeridad cuestiones relacionadas con los servicios que comparten los municipios, como el de alumbrado o la accesibilidad, porque se clarificarán las obligaciones de cada administración en un entorno urbano donde las farolas de un lado de la calle son de un municipio y las de la acera de enfrente de otro.