Abrir los casales a los barrios y a los problemas de la sociedad, y volver en muchos aspectos al origen. Estas son las ideas que más se repitieron en la mesa redonde sobre "El Futuro de las Fallas" que Levante-EMV organizó esta semana en Torrent, como punto de partida de las celebraciones del 25 aniversario de la edición de l'Horta. El casal de la falla Cronista Vicent Beguer Esteve acogió este encuentro, que será el primero de muchos espacios de debate sobre los temas de actualidad de la comarca, a lo largo de todo el año, en los que el diario cuenta con el patrocinio y la colaboración de Caixa Popular.

Participaron en la mesa redonda Ana Royo, expresidenta del Organismo Autonónomo Municipal (OAM) Junta Local Fallera de Torrent; el periodista y directivo de la Comissió d'Estudis Fallers (Comfet), Aitor Sánchez; la directiva de la comisión Dos de Maig y exalcaldesa de Paterna, Elena Martínez; el presidente de la Junta Comarcal Fallera de l'Horta Sud, Pascual Herrero; la representante de la delegación de Inclusió i Solidaritat de la falla Mont de Pietat de Xirivella, y el delegado de Juntas Locales Falleras en la Junta Central Fallera, Ferran Martínez. Y la delegada de la edición de l'Horta de Levante-EMV, Laura Sena, presentó y moderó el acto.

Al acto acudieron además, el concejal de Fallas de Torrent, Pascual Martínez, y el director de Responsabilidad Social y Relaciones Institucionales de Caixa Popular, Paco Alós; el dirigente de la Fundació Horta Sud, Joaquim Planells, y el director general de Relaciones Institucionales de Levante-EMV, Julio Monreal. Entre el público había representantes falleros de l'Horta de poblaciones como Aldaia, Albal, Moncada, Paterna, Picassent, Torrent y Silla, y de municipios de otras comarcas como la Pobla de Vallbona, Bétera, Godelleta, Sagunt o Dénia, así como representantes locales del Partido Popular y Compromís.

En el saludo inicial, Pascual Martínez defendió que "las fallas serán lo que quieran ser" e indicó que el papel de los ayuntamientos ha de ser el de "respeto" e "impulso a las actividades que promuevan". El edil elogió los debates que se están abriendo en el mundo de la fiesta, referentes a la igualdad o el cambio climático, gracias a comisiones como Cronista o Nicolau Andreu, en la ciudad, entre otras. También elogió que este año haya aumentado un 10% el presupuesto global del gasto en monumentos en la ciudad. Por su parte, Julio Monreal recordó el compromiso de Levante-EMV con la información de proximidad durante casi 150 años y los temas que afectan a los movimientos sociales, como es el caso de las fallas. Y antes de pasar al debate, hubo un recuerdo para la recientemente fallecida concejala de Fallas de Aldaia, María José Carcelén, para la que se pidió un aplauso "en representación de las personas de la fiesta que nos han dejado este año porque ellas se van pero su legado queda", como expresó Laura Sena.

En la primera ronda de intervenciones, abrió el turno de palabra Pascual Herrero, quien explicó la experiencia que ha supuesto en l'Horta Sud crear una junta comarcal en la que se intercambian experiencias de los municipios. "Ahora estamos tratando de elaborar un reglamento y somos ya ejemplo para algunas otras comarcas", indicó. Herrero incidió en que "las comisiones falleras no solo están en València sino que fuera hay más y hay que tener en cuenta ese censo y aprender de otras poblaciones" a través de foros de encuentro.

Por su parte, Ana Royo valoró que "el futuro de las Fallas está asegurado" aunque cuestionó el modelo que se está construyendo. "En Torrent tendríamos que volver a reeducarnos. Hecho en falta fallas como el casal donde yo me crié, una escuela donde se daba ejemplo", defendió. Si bien destacó la actividad cultural de las comisiones de la ciudad, criticó que en monumentos, las comisiones "se quedan cortas". "Torrent tiene capacidad para sacar más valor a la calle", dijo. Royo lamentó que en la actual revisión del reglamento fallero de Torrent doce fallas no participen e incidió en que la fiesta ha de volver a su esencia "y no pasar todo el año haciendo ruido en la calle, que genera quejas en el vecindario" porque "el ruido hay que hacerlo en Fallas".

Inma Llobregat defendió que el futuro de las fallas pasa porque de verdad se empiece a ser patrimonio "primero de los barrios donde están los casales y luego de la población". "No podemos aislarnos y quedarnos de puertas para adentro", dijo para defender después que hace 20 años, las comisiones con proyectos sociales eran "las raras" y se reducían a "siete u ocho" mientras que ahora son más de 90. Como ejemplo de implicación en el barrio, destacó que su casal recoge alimentos para familias sin recursos y también educa en alimentación saludable, e incluso ahora se plantea si "tiene sentido hacer cada vez monumentos cada vez más grandes cuando un estudio dice que pueden construirse ya de paja del arroz". Llobregat recordó además que la falla ha de ser ese centro social que no existe en muchos barrios.

En este sentido, Aitor Sánchez recordó el origen "subversivo" de la fiesta que superó la censura, el franquismo, las diferentes crisis y ha tenido la capacidad de adaptarse a los diferentes cambios que les ha tocado vivir. "Superamos el problema de cierre de casales, de normas de la pirotecnia, y nos hemos adaptado", dijo, No obstante, criticó que el monumento, esencia de la fiesta, "es en muchos casos lo que menos interesa a las comisiones" y de ahí el drama de la situación de precariedad de los talleres falleros y el cierre de muchos de ellos. "Parece que son interesan más fallas blancas que no digan nada", indicó. La necesidad de una reeducación para volver a implicarse en lugar de externalizar todas las funciones y de reconciliarse con el vecindario fueron otros de los aspectos que defendió.

Desde Paterna, Elena Martínez insistió en el que "el futuro de las Fallas pasa por tener un proyecto y un camino trazado" en el que esté claro cómo conseguir la financiación correcta y la fiscalidad, entre otros aspectos. "En Paterna no tenemos un proyecto claro. Dos de Mayo apuesta mucho por la cultura y somos los raros. Nuestro proyecto pasa por dejar a nuestros pequeños un camino, desde el respeto a la tradición, sin olvidar que la sociedad evoluciona". Martínez indicó que este año Dos de Mayo ha dado un salto en lenguaje igualitario al acabar con "secciones femeninas, secciones masculinas y corte de honor para ser todos la comisión". Además, destacó el papel que desempeñaron en su día los organismos de la Cordà en la organización de cursos CRE y formaciones en muchos pueblos, y reclamó un reglamento de conciliación con el vecindario.

Cerró el turno Ferran Martínez, quien defendió que el futuro de las fallas "pasa por mirar al pasado" en el que ser fallero "significaba tener que trabajar en un proyecto" y recuperar el expediente de la declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad "en el que se detalla los aspectos de la fiesta que muchos falleros, dirigentes y concejales ni conocen". "Tenemos que ser conscientes de que tenemos un patrimonio heredado. Si lo que vendemos es que, por pagar una cuota, tienen derecho a cinco cubatas, no vamos por buen camino", dijo. Como alguno de sus compañeros de mesa, incidió en que de las 1.062 fallas que existen en la actualidad, "la gran mayoría no está en València".

En el debate, en materia de financiación, Elena Martínez abogó por utilizar la Ley de Mecenazgo para obtener fondos del sector privado "no solo para las comisiones grandes e importantes sino para las de los pueblos". Pascual Herrero criticó que, desde la declaración de la Unesco, "no ha habido interés político por relanzar la fiesta" y consideró que también es obligación de las administraciones". En esta línea, Ferran Martínez lamentó que "los talleres están cerrando, un tema que es muy preocupante porque estamos hablando de gente como Santaeulalia, Paco López o David Moreno".

Sobre las relaciones con el vecindario, Ana Royo reconoció que se ha pasado a hacer actividades en la calle "todo el año, entre quintos y tapas y ferias" lo que provoca molestias a los barrios y que se cansen de la fiesta. "Hemos de tener una mirada colectiva y organizar algunas de estas actividades de forma conjunta. Tenemos que cambiar el chip porque si pensamos que podemos sostener la fiesta con quintos y tapas, estamos equivocados", defendió. No obstante, Inma Llobregat consideró que el desencuentro se produce porque loa casales no están abiertos a los barrios y también abogó porque la sociedad ha de ser consciente de que todos somos vecinos, todos tenemos molestias y todos tenemos que ser comprensivos".

Desde el público, Marisa Martínez, de Barri Cotxera de Torrent, reflexionó sobre el legado que las comisiones están dejando a niños y niñas "que son el futuro de la fiesta", además de recordar que en su infancia, en el casal se le inculcaron "valores que están desapareciendo como el de compartir, trabajar en equipo, actuar como una familia". En su respuesta, Herrero defendió que hay que fomentar "el respeto, la tolerancia, la cultura del esfuerzo, la inclusión y la igualdad". Llobregat defendió la necesidad de programar actos específicos para la infancia, "ya que en muchas fallas se ha perdido el hábito" mientras que Elena Martínez señaló que "el problema no son los más pequeños sino que hay una edad crítica en la juventud en la que quieren otras cosas o no participan, tal vez porque no estamos haciendo las cosas bien". Y Ana Royo recordó que hoy los niños y niñas van sobresaturados de actividades.

Entre las reflexiones finales, coincidieron en la necesidad de ser conscientes de lo que significa estar en una falla, de elaborar un proyecto claro y de reflexionar.