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Medioambiente

Caña invasora para bioconstrucción

CEM Júlia y Joves de la Coma retoman la formación para mostrar las técnicas de creación de un aula con cañar del río Túria

Caña recolectada para el proyecto de bioconstrucción. l-emv

El colectivo Joves de la Coma y el Centro de Educación Ambiental Julia de Paterna iniciaron el jueves un curso de bioconstrucción con la caña invasora que crece en las riberas del río Túria. Se trata de una iniciativa en la que se combina lo sostenible con la finalidad social de la formación a parados.

De buena mañana, integrantes del CEM Julia, voluntarios y un grupo de arquitectos que ya participaron en un curso similar hace unos ocho años -en aquel momento era estudiantes de arquitectura-, se presentaron en una de las riberas del Túria para iniciar la primera fase del curso: la recolección de la caña común (arundo donax). «Primero hay que localizar el cañar. No todas las cañas sirven para la bioconstrucción. Tienen que ser cañas de dos años, que ya son madera dura y flexible para la construcción», explica Luis Paris, portavoz del CEM.

Para poder actuar sobre el Túria precisaban del permiso de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), autoridad competente sobre la zona, como ya avanzó Levante-EMV. «Registramos la solicitud en mayo y nos contestaron casi a finales de noviembre», lamenta París, que añade que si la caña «es tan invasiva y dañina nos tendrían que haber autorizado antes para eliminarla». Esta no es la primer vez que colectivos y consistorios del Parc del Túria se quejan de la tardanza en los trámites ante la CHJ, especialmente en lo referente al corte de cañas.

Ahora afrontan más de dos semanas de recolección de cañas, ya que necesitan unos 11.000 ejemplares para construir un aula de entre 17 y 20 metros cuadrados. El habitáculo permitirá dar sombra a la zona del huerto multiverso y acoger charlas a visitantes, además de ser un espacio poder guardar herramientas.

Después de haber seleccionado el cañar para la recolección y la recogida de la arundo donax, será el momento de la construcción del aula. «Los pilares es lo más importante. Para ello se precisan unas cañas diferentes a las de los techos. Además, hay que anclaras al suelo, como los cimientos, con piedra seca y cal para evitar la humedad de la tierra o la lluvia pudran la caña», explica Luis París. Esperan que en Pascua se acometan los últimos trabajos para la conclusión.

Pero los impulsores de la iniciativa quieren mostrar la sostenibilidad de la caña invasora y su uso para la bioconstrucción. «Es cierto que la caña ahoga las riberas del Túria, pero se puede utilizar ya lo hacían los agricultores hace más de sesenta años, utilizaban la caña para sus barracas o construir cebolleras. Es un materia muy duro y flexible», afirma París. Además, recuerda que también se exportaba a Madrid o Barcelona para tabiquería. «Pero ahora todo eso se ha perdido, de hecho en España solo quedan un par de collas de cañeros y una es la nuestra», asegura. Y defiende su iniciativa: «Esto no es una chabola con cuatro cañas. Es un proyecto que combina el saber antiguo del uso de la caña con las nuevas tecnologías en forma de programas informáticos que utilizan los arquitectos de hoy en día y que participan con nosotros. Es una iniciativa muy seria y fundamentada».

Mobiliario urbano ecológico

Por eso, apuesta por «aliarse con la caña y utilizarla, y no combatirla con métodos agresivos como hace años con máquinas pesadas o glifosato, herbicida muy perjudicial para la flora y la fauna», critica París. Aquí es cuando anuncia que con toda esa caña del Túria se podría «elaborar mobiliario urbano ecológico y sostenible para el Parque Fluvial, como zonas de sombraje». «Pero claro, los de abajo estamos mal vistos y nos desprecian este tipo de iniciativas. Si fuera una empresa para buscar negocio atenderían sus propuestas», critica duramente el portavoz de Granja Julia.

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