El caso de maltrato animal de la burrita 'Rosi', que sufrió graves mordeduras cuando se encontraba en un solar vallado de Quart de Poblet junto a otro burro y un perro, se ha saldado finalmente con una condena de nueve meses de prisión a su propietario. El ahora condenado, quien fue absuelto en un anterior juicio que la Audiencia Provincial ordenó repetir por una «errónea valoración de la prueba», habría consentido las mordeduras, sin poner remedio a la situación del animal ni prestarle las atenciones veterinarias que requería.

Un Juzgado de lo Penal de València le ha impuesto, además de la pena de nueve meses de prisión por un delito de maltrato animal, la inhabilitación especial para el ejercicio de profesión que tenga relación con los animales durante un plazo de dos años, con la prohibición de tenencia de los mismos durante el mismo periodo.

Los hechos se remontan al mes de agosto de 2015. La burrita 'Rosi', de 17 años, «pesaba 92 kilos por debajo de su peso óptimo, presentaba heridas superficiales por todo el cuerpo y heridas profundas por desgarro de piel y músculo en ambas nalgas, producidas por la mordedura de otro animal», circunstancias que ya consideró probadas la anterior sentencia en la que se absolvía al propietario del animal.

El juez lo condena ahora al entender que hubo por su parte una «inacción», ya que dichas lesiones precisaban desinfección, tratamiento quirúrgico, antiinflamatorios y cirugía correctora. De hecho, de no haber recibido atención veterinaria el animal habría fallecido.

El acusado siempre ha defendido que desconocía la gravedad del estado del animal y que su intención era llamar a un veterinario. Incluso en un primer juicio celebrado en 2018 se le llegó a absolver del delito de maltrato animal al considerar que no era consciente del grave estado de la burra, ni que permitiera, a conciencia, que éste fuera mordido por alguno de los otros dos animales.

No obstante, gracias a la persistencia de la Fiscalía de Medio Ambiente de València y de la asociación 'El Refugio del Burrito', que recurrieron el fallo, la Audiencia Provincial de València estimó el recurso e incluso apuntó que había pruebas suficientes para dictar una sentencia condenatoria. Así, ordenó repetir el juicio al incidir en que «la motivación y la valoración de la prueba no era la adecuada en cuanto a la conclusión de que el acusado no podía conocer el estado de la burra 'Rosi', tanto por la manifiesta pérdida de peso como por las evidentes heridas, que intentó tratar sin avisar a los servicios veterinarios».