Tres agentes de la Policía local de Picanya resultaron heridos el pasado lunes por la mañana tras ser agredidos por un sospechoso, experto en artes marciales, que acababa de hurtar un grupo electrógeno en unas obras próximas al polideportivo municipal. Al detenido, de 45 años y con más de veinte de experiencia como profesional en el combate, en la modalidad de judo, se le imputan los delitos de atentado a agentes de la autoridad, resistencia y desobediencia grave, amenazas de muerte, lesiones y hurto en grado de tentativa.

De hecho, además de la paliza que propinó a los policías, quienes tuvieron que ser trasladados al Hospital General de València, el arrestado realizó graves amenazas dirigidas tanto a los agentes como a sus familiares. «Os voy a matar a vosotros, a vuestras familias, los primeros serán vuestros hijos». Incluso amenazó con violar a sus mujeres. «Voy a averiguar dónde vivís para follarme a vuestras mujeres y mataros a puñaladas».

Los hechos ocurrieron en el camino de Alaquàs de Picanya, donde al parecer dos hombres fueron sorprendidos por un operario de una obra cuando intentaban sustraer un grupo electrógeno. El trabajador solicitó la presencia policial y dio la descripción de los sospechosos.

Hasta el lugar acudieron dos patrullas de la Policía Local de Picanya, quienes localizaron a dos hombres cuya descripción correspondía con la facilitada por el testigo. Tras solicitarles la documentación e intentar revisar sus enseres, uno de ellos mostró una actitud desafiante y amenazadora hacía los agentes, y sin mediar palabra, la emprendió a golpes con ellos usando sus habilidades y conocimientos en las artes marciales, ejecutando combinaciones de puñetazos y patadas sobre los funcionarios.

Amenazas de muerte

Los policías solicitaron apoyo y cinco agentes de la Policía Local de Alaquàs y otra dotación de Guardia Civil Paiporta se trasladaron al lugar para proceder a su detención. El arrestado, conocido por otras intervenciones policiales de hechos ilícitos cometidos en Picanya, siempre ha mostrado un alto nivel de agresividad, haciendo alarde de sus capacidades en la lucha tras más de veinte años como federado en judo.

Los tres agentes agredidos requirieron asistencia sanitaria en el hospital, quedando de baja laboral al sufrir lesiones que les impiden el normal ejercicio de las funciones como policías.