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El mercado que se resiste a caer en Burjassot

La estructura modernista de madera del antiguo mercado de Burjassot se mantiene en pie 130 años después de su construcción - Pese al traslado de los vendedores a otra ubicación en 2010, el edificio sigue albergando actos socioculturales

El mercado que se resiste a caer en Burjassot

Entre el Castell del Patriarca Juan de Ribera y los Silos de Burjassot, andando por una de las calles que los conecta -la del 'Tranvía'-, se encuentra la plaza dedicada a Baltasar Mallent. No parece una plaza este sitio situado en el viejo casco urbano de la localidad. De hecho, a excepción de una estrecha cuesta que da a la avenida Blasco Ibáñez, todo el espacio de la plaza lo ocupa un edificio que, durante algo más de una centuria, llegó a ser el recinto comercial por excelencia del municipio y uno de sus centros sociales más importantes. Se trata del actualmente denominado Antiguo Mercado Municipal.

El terreno de su emplazamiento, que fue propiedad de Baltasar Mallent -presbítero estrechamente vinculado al Real Colegio de Corpus Christi, el del Patriarca, en el siglo XVIII-, ya constituyó una de las zonas más concurridas del pueblo -'plaza de mercado'- donde labradores y comerciantes vendían sus productos mucho antes que se levantase el histórico edificio a finales del siglo XIX.

Según fuentes consultadas, el referido terreno se cedió a Burjassot, «al parecer», para uso exclusivamente comercial. Entre otras, cabría citar el trabajo que el historiador Luis Manuel Expósito publicó hace unos años sobre una carta fechada el 29 de noviembre de 1730 que Baltasar Mallent remitió a los administradores de trigo del Almudín de València. En su escrito, Expósito destaca la importancia del firmante, ya que «su nombre va ligado a la historia de Burjassot porque parte de una parcela sin uso, en el casco urbano de Burjassot, en la partida de las Eras, y que había sido de su propiedad, fue donada en la siguiente centuria [siglo XIX] a Burjassot por el Corpus Christi, al parecer con la condición de que se hiciera en ella mercado diario».

Inicio de obras en 1892

Pero las obras para la construcción del edificio comercial, el inmueble que -entre otras ventajas- guardaría de inclemencias meteorológicas a vendedores y clientes, arrancaron en 1892. Dos años antes el entonces alcalde, Ignacio Pons Mascarós, encargó al arquitecto municipal, Joaquín María Arnau Miramón, el proyecto de «una cubierta» sobre el terreno de la Eras. Para sostenerla, el artista ideó una estructura de madera que hoy figura entre las joyas de la arquitectura modernista.

El arquitecto Arnau, con «mobila» de pino tea, consiguió levantar «un entramado de travesaños que unidos entre sí serán capaces de ajustar y soportar perfectamente el peso de una bóveda hexagonal recubierta de zinc galvanizado y una cubierta que se extiende por toda la superficie del mercado», como recuerda el equipo de historiadores de la Universitat Popular de Burjassot en su libro «El mercado de Burjassot (un espacio con historia)».

Después, a lo largo del siglo XX, la edificación contempló obras de reforma y complementarias que, no obstante, siempre dejaron intacto su original armazón de madera. Entre otras, cabría destacar el acristalamiento de la cúpula mediante vidrio «catedral», el frontispicio de la avenida Blasco Ibáñez -también encristalado con el mismo material- o el enrejado en parte del perímetro del recinto. Todos estos trabajos de remodelación contribuyeron a dotar de mayor monumentalidad a uno de los emblemas de la riqueza patrimonial del pueblo.

En la centuria actual, a raíz de unas obras de restauración que incluían -entre otros elementos- la totalidad de la estructura de madera a causa de su deterioro, el provecto edificio dejó de desarrollar la función básica para la que fue concebido: mercado diario. A partir del 25 de enero de 2010, «con carácter provisional» -durante el tiempo de rehabilitación, los comerciantes iniciaron el traslado a unas nuevas instalaciones en el campo de las Palmeras, junto al Centro de Salud, que se inauguraron el 1 de febrero del mismo año.

Los vendedores no querían volver

Aquella permanencia «provisional» en el nuevo Mercado Municipal, bautizado como L'Almara, se convirtió en «definitiva». Concluidas las rehabilitaciones emprendidas en 2010 en el histórico edificio, un tiempo después -en diciembre de 2015- la asociación de vendedores del mercado (Codemer) decidió por estrecha mayoría, tras una consulta a instancias del ayuntamiento, «permanecer de forma definitiva» en las naves prefabricadas de L'Almara, levantadas sobre un suelo que, por otra parte, la Conselleria de Hacienda tiene cedido al consistorio.

No sería justo hacer de la actual imagen del Antiguo Mercado Municipal una estampa de la desolación, si bien ese es el aspecto que presenta durante buena parte del año. Desde hace un tiempo, el recinto alberga -especialmente los fines de semana- todo tipo de actividades socioculturales y actos conmemorativos. Incluso no falta la celebración de jornadas para la promoción del pequeño comercio y los atractivos turísticos locales. Con todo, no pocos vecinos aún se preguntan si el edificio recuperará su uso de mercado diario. Mientras tanto la vieja y noble madera de su estructura se mantiene en pie y espera.

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