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Movilidad

Soterranya recibe 100 peticiones de bicis en 15 días de personas sin recursos

La demanda al colectivo, que desarrolla un proyecto social desde hace 5 años, se ha multiplicado por 10

La última "Bicinit" de Soterranya. CS

El colectivo ecologista y social Soterranya, que tiene su base de operaciones en Torrent, ha recibido en las últimas dos semanas una avalancha de solicitudes de personas que necesitan una bicicleta para desplazarse o realizar su trabajo y que no tienen recursos para comprarla.

Soterranya desarrolla desde hace cinco años el proyecto «Bicis per a Totes» por el que ha recogido, reparado y entregado 835 bicicletas a personas con escasos medios, como forma de potenciar este medio de transporte sostenible y posibilitar que las receptoras tengan más oportunidades. El proyecto, que realiza íntegramente un pequeño grupo de voluntariado, ha recibido premios.

Con la pandemia y el proceso de desescalada, las solicitudes se han desbordado y han superado las 100 en dos semanas, frente a una demanda de cuatro o cinco semanales antes de la crisis sanitaria, tal y como explica el presidente, Toni Velarde.

La razón de este aumento de solicitudes es que «para un sector importante de la población, el coche actualmente es un lujo que no se puede permitir y cuando necesita un medio de transporte para ir a travajar, por ejemplo, recurre a la bicicleta porque es económico». Además, con la pandemia, «se ha demonizado el transporte público y la gente ve en la bici un instrumento seguro desde el punto de vista sanitario».

Otro de los factores es que se han multiplicado las personas que trabajan realizando repartos de ventas a domicilio en grancdes empresas, empleos que son precarios y no les permiten «comprarse una bici nueva ni tampoco una de segunda mano».

Respecto a los casos que se han planteado al colectivo, «está desde un señor que hace arreglos a domicilio en la comarca y no tiene dinero para reparar su coche por lo que está acudiendo a los domicilios corriendo, cargado con las herramientas» hasta los repartidores, monitores de centros de menores o familias con niños a los que las anteriores bicis se les han quedado pequeñas y no pueden afrontar la compra de las nuevas.

Toni Velarde indica que actualmente Soterranya no puede atender todo este aluvión de peticiones porque su local, en un centro municipal, está cerrado, por el momento y, cuando reabra, proporcionar 100 bicicletas supondría dedicarse «a jornada completa» a reparar las que tienen almacenadas. «No tenemos ese tiempo porque somos un movimiento de voluntariado. Estamos desesperados», indica.

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