Aprender, ser eficientes y sacar partido de las energías renovables a nivel local marcará la diferencia en la transición hacia un nuevo modelo energético. Un modelo que se vertebre en torno a la sostenibilidad del planeta y el disfrute justo de los recursos por parte de las personas que lo habitamos. En el marco del Pacte Horta Sud, la cooperativa AeioLuz presenta 7 propuestas concretas para impulsar la transición energética de la comarca.

Además de ser un bien imprescindible, la energía también es uno de los vectores clave que determina la evolución de nuestras comunidades, por ello es muy importante conocer y alfabetizarse en sus usos y gestión. Es esencial que las personas tengamos un acceso justo a la energía para que cubra nuestras necesidades básicas y nos permita vivir dignamente. Ha llegado la hora de que la energía deje de ser una moneda de cambio por parte de un reducido número de empresas.

En este marco, se plantean las siguientes acciones concretas:

1. Formar a la ciudadanía en temas de energía y emergencia climática

• Talleres presenciales y en línea para utilizar de manera sensata los recursos del planeta que están a nuestro alcance: cómo utilizar la energía de la forma más eficiente posible, cómo utilizar los electrodomésticos para que gasten menos sin disminuir sus prestaciones, cómo producir nuestra energía, cómo compartirla y, como consecuencia de todo lo anterior, cómo ahorrar en nuestras facturas.

• Creación de oficinas de atención ciudadana para que cada persona pueda recibir una atención personalizada que se adapte a su situación particular.

• Planes de formación transversal en colegios para que tanto el alumnado como la comunidad educativa en general se conciencie y aprenda otra manera de cubrir nuestras necesidades energéticas.

Por lo tanto, habrá que proyectar planes específicos para nuestros tres principales usos energéticos: la alimentación, la habitabilidad y el transporte.

2. Fomentar la alimentación sana y responsable

La comarca de l’Horta Sud tiene grandes posibilidades de producción agrícola de proximidad. Esta producción local genera empleo y reduce de forma muy importante la huella ecológica de lo que comemos.

• Será importante racionalizar el uso de la tierra a través de huertos urbanos, bancos de tierra u otras fórmulas similares.

• Promocionar los grupos de consumo, la tira de contar local y los mercados de proximidad serán de vital importancia para mejorar nuestra relación con la alimentación, al mismo tiempo que se promueve el desarrollo digno del tejido productivo, con empleo reconocido y de calidad.3. Mejorar la habitabilidad de nuestras viviendas

Durante el confinamiento se ha puesto de relieve la importancia de mantener nuestros hogares en las mejores condiciones para poder vivir dignamente.

• Planes de rehabilitación. Aunque existen planes autonómicos que ya lo contemplan, será fundamental a nivel local considerar la rehabilitación en casos de especial necesidad, así como en el parque de vivienda social, que debe aumentar en cualquier caso.

4. Reducir nuestras necesidades energéticas

• Campañas de renovación de electrodomésticos y dispositivos electrónicos antiguos y obsoletos cuando sea necesario.

• Campañas y planes de ayuda para unificar fuentes de energía pasando del gas a la electricidad en los usos que sea conveniente.

5. Producir y compartir nuestra energía

Con la producción de nuestra propia energía todo son ventajas: la instalación es muy sencilla, nos permite ahorrar y, además, evitamos la emisión de gases de efecto invernadero.

• Ajustar ordenanzas y reglamentos para facilitar al máximo la instalación de energías renovables en los hogares y en pequeñas empresas del municipio, así como en los polígonos industriales. La generación distribuida también nos permite ahorrar energía.

• Fomentar el uso de energías renovables, especialmente la fotovoltaica, mediante la adecuación de bonificaciones en impuestos, como el de bienes inmuebles, el ICIO o cualquier otra forma de aplicación fácil y directa.

• Promocionar y favorecer las instalaciones colectivas puesto que son las más interesantes a nivel de eficiencia y aprovechamiento de los recursos. Ahora nos parece algo rarísimo, pero pronto debería ser tan común en una comunidad de propietarios como la instalación de un ascensor. Atención a las Comunidades Energéticas Locales, que pronto deben estar reguladas una vez traspuestas las directivas europeas vigentes.

6. Mejorar nuestra movilidad

• Promover el comercio de proximidad favorece el empleo local y dinamiza nuestros barrios. Además, la compra de barrio también hace innecesarios los desplazamientos a centros comerciales que se encuentran lejos de nuestros municipios.

• Promocionar el uso compartido de vehículos a través de plataformas virtuales en las que se puedan poner en común los desplazamientos de los vecinos y vecinas, mejorando así la eficiencia de los desplazamientos.

• Favorecer la instalación de puntos de carga para vehículos eléctricos. Tanto en el caso de los vehículos públicos, lo que impulsaría la renovación de los parques móviles municipales, como en el caso de los privados, para así ir sustituyendo progresivamente los vehículos de combustión. Mejor aún si se trata de puntos de carga para vehículos compartidos.

7. Garantizar el derecho a la energía: que nadie se quede atrás

Es fundamental dar respuesta a las necesidades de las personas y familias en situación de vulnerabilidad. En un contexto tan adverso como el actual, es imprescindible poner en marcha herramientas para que nadie se quede atrás.

• Potenciar los servicios sociales de nuestros municipios para la detección temprana de situaciones de vulnerabilidad energética, lo que permitiría contribuir a mejorar la vida en muchos hogares.

• Generar espacios de integración social para empoderar a las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad, con el objetivo de que se hagan responsables de sus circunstancias energéticas.

En definitiva, de lo que se trata es de avanzar hacia un nuevo paradigma en el que seamos capaces de producir nuestra propia energía en nuestros hogares. Para aprovechar al máximo estas instalaciones es clave que lo hagamos en compañía de otras personas, solo así podremos construir comunidades resilientes para hacer realidad la vida sostenible que necesitamos.