Los peores augurios se cumplieron y el misterio de la desparición de la escultura cerámica de Enric Mestre situada frente al aeropuerto de Manises, quedó resulto con un desenlace trágico. El Ayuntamiento de Manises, primero, y la Demarcación de Carreteras, después, confirmaron ayer que la obra del prestigioso escultor fue arrasada por la máquinas durante los trabajos que se efectúan en la zona, para la construcción de un paso inferior peatonal. El director general de Carreteras trasladó ayer a Mestre las disculpas y el enfado del ministro José Luis Ábalos por lo sucedido y le planteó varias alternativas para reparar el daño causado.

Desde hace unos meses, la Demarcación de Carreteras está ejecutando en la N-220, un proyecto para la construcción de un túnel subterráneo que permita a los viajeros del aeropuerto cruzar la carretera bajo tierra con total seguridad. La obra supone una reivindicación histórica de Manises, a tenor de los atropellos mortales registrados en la carretera, de viajeros que tratan de acceder a pie a la terminal con las maletas.

Mestre la echó en falta

A principios de la pasada semana, Enric Mestre pasó por la zona de obras, después de comprar material cerámico en Manises para uno de sus trabajos, y advirtió que su escultura no estaba en su ubicación. «Al pasar por allí observé que la escultura no estaba y temí lo peor», confesaba a este diario.

La escultura desaparecida es una pieza de cerámica, de forma geométrica de ocho metros de altura por seis de ancho, inspirada en un ala delta. Estaba compuesta por una base de cemento armado y toda su estructura estaba recubierta de cerámica de Manises, en colores azules en degradación, elaborada por el propio Mestre. La obra se la encargó el entonces Ministerio de Obras Públicas en 1984. «Me comentaron que pensaban instalar allí una obra, les hice la maqueta, les gustó y la realicé», recuerda el autor, que no puede precisar su coste económico después de tantos años.

Tras la desaparición, Mestre, natural de Alboraia, profesor de la Facultad de Bellas Artes de la UPV, Académico de San Carlos y destacado escultor y ceramista, contactó a través de un conocido con el Ayuntamiento de Manises, buscando respuestas. El consistorio manisero remitió el pasado 8 de julio una consulta a la Demarcación de Carreteras, con la que tiene contactó desde hace años por el proyecto de ampliación de la N-220, para saber qué se había hecho de la escultura, dónde había ido a parar, así como su estado.

No fue hasta ayer cuando obtuvo espuesta. El alcalde Jesús Borràs reveló que la obra fue destruida durante las actuaciones. «Con la mala noticia se cumplen los peores presagios desde que el Ayuntamiento de Manises reclamara información a la Demarcación de Carreteras el pasado 8 de julio. Después de insistir en las últimas semanas, nos han confirmado que la obra de Mestre ha sido asolada por las máquinas», afirmó el alcalde. «La obra, desgraciadamente, no se puede restituir pero hay que reparar el daño hecho al artista y en nuestra ciudad», lamenta. Por todo esto, el alcalde exigió que se depuren responsabilidades en Fomento por la destrucción y espera que el ministerio (ahora de Transportes y Movilidad) «esté a la altura» y «actúe en consecuencia después de este atentado a la cultura».

La Demarcación de Carreteras, a preguntas de este diario, admitió que se destruyó la figura de Mestre ante la imposibilidad técnica que hiciera viable su traslado, dado el peso y la volumetría de la obra. No obstante, fuentes oficiales explicaron que el propio director generalm Javier Herrero, se puso ayer en contacto con Enric Mestre para trasladarle las disculpas oficiales y el enfado del ministro José Luis Ábalos por lo ocurrido.

Además, avanzaron que le han planteado al artista dos opciones para reparar el daño causado: que realice una recreación de la escultura destruida para ubicarla en un lugar de mayor visibilidad al actual, o bien, que diseñe un nuevo trabajo para depositarlo en el mismo sitio, frente al aeropuerto. Ambas partes han quedado en hablar próximamente.

Por su parte, Enric Mestre se enteró por este diario de la confirmación de la destrucción de su obra, propiedad del ministerio. «Era de esperar. Cuando ví que no estaba ya supuse que la habrían arrasado, seguro. Pesaba toneladas y ya intuía que no la habrían trasladado», lamentó.

El artista de Alboraia no ocultaba que la pérdida de una de sus obras es «como si te matan a un hijo», y calificó la escultura desparecida «como una de las más importantes de mi carrera, la más importante en aquel momento y la más grande», señalaba

Baraja no hacer otra obra

Ahora, el artista reconocía que tenía que meditar las dos propuestas del ministerio, incluso barajadescartar ambas y no hacer obra alguna. «Tengo que pensarlo, ya estoy mayor (84 años), no como hace 34 años (cuando hizo la destruida), para diseñar y realizar una obra de esa envergadura». De hecho, revelaba que tiene piezas en el taller desde hace más de quince para haberla restaurado, dada su degradación, «y ahí se han quedado. Nadie vino a ver qué hacíamos», lamentó.

Por último, si bien por la mañana anunció que estaba en contacto con expertos en patrimonio para estudiar acciones legales por la destrucción (los derechos de autor eran suyos pese a que la obra era propiedad del Gobierno) , ya por la tarde, tras la llamada de Javier Herrero, rebajó el tono y ya no era tan contundente, aunque sin descartarlo del todo.

El colectivo Artistes Visuals de València, Alacant i Castelló (AVVAC) ofrecía al autor su departamento jurídico y le animaba a emprender «todas las acciones legales necesarias para que sus derechos sean reconocidos y reparados y que se reponga la obra en una nueva ubicación pactada».