Un día después de que Rubén Rodríguez presentara su dimisión como alcalde de Bonrepòs y renunciara al acta de concejal, en el pueblo no se hablaba de otra cosa. Con apenas 3.600 habitantes, cumple con aquello de que «aquí nos conocemos todos» y la acusación de acoso al exdirigente del PSOE por parte de una empleada estaba en todas las conversaciones.

Este diario contactó ayer con Rubén Rodríguez para tratar de conocer su versión a lo sucedido. El exalcalde atendió la llamada pero declinó hacer cualquier tipo de valoración en estos momentos y ha dejado el caso en manos de sus abogados.

Ahora bien, Levante-EMV ha tenido acceso a la carta que Rodríguez presentó el miércoles en la que comunicaba su renuncia a la vara de mando y los motivos que le llevaban a ello. Así, el exalcalde anunciaba que presentaba su dimisión por la «obligación ante los rumores surgidos» y con el «deber de cuidar el buen nombre de la institución», y con ello «defender mi inocencia y honor». Así, Rubén Rodríguez solicitaba al pleno -convocado para esa misma noche con carácter ordinario- que aceptara «esta decisión obligada tan dura y difícil».

Durante la sesión plenaria se dio cuenta de la renuncia de Rodriguez, acto al que ya no asistió. En ese punto, Carmen Guara, portavoz del PP, preguntó a Raquel Ramiro, alcaldesa accidental y que será investida próximamente, si podía aclarar los motivos concretos de la dimisión-el PSOE habla oficialmente de «personales-después de que trascendiera que una empleada había comunicado a la Comisión de Igualdad una acusación de acoso contra el exalcalde. Tal como avanzó este diario, Ramiro detalló que tuvo conocimiento del caso el lunes y que activó el protocolo que marca el Plan de Igualdad, y el miércoles -momentos después de que Rodríguez ya había presentado su dimisión- se reunió la comisión, en la que la trabajadora relató su versión sobre el supuesto acoso del entonces alcalde.

En este sentido, el PSOE local, una vez tuvo conocimiento del caso por parte de la empleada, lo trasladó a la dirección comarcal y provincial. La maquinaria estaba en marcha y Rubén Rodríguez recibió varias llamadas de dirigentes superiores del partido, haciéndole ver que la situación era «delicada» y que debía apartarse, circunstancia que acabó acatando «obligado», como quiso remarcar hasta en dos ocasiones en su escrito de renuncia.

Ahora, la Comisión de Igualdad debe recabar toda la información de la que dispone y, en principio, se volverá a reunir la próxima semana para tomar el siguiente paso. Uno de ellos podría ser llamar al propio Rodríguez para que exponga su versión, con la que elaborar unas conclusiones y actuar en consecuencia. Aquí cabe puntualizar que el socialista ya no está ligado al consistorio administrativamente, con lo que queda por determinar cómo le afectaría la apertura de un expediente, por ejemplo. Eso sí, la empleada tendría la posibilidad de emprender acciones legales, que ya irían contra la persona y no contra el cargo público en activo, como trataron de resaltar dirigentes del PSPV.

Por su parte, Compromís destacó en el pleno la «agilidad y rapidez» con la que el gobierno había puesto en marcha los mecanismos de la Comisión de Igualdad, e insistió en que tendrá «tolerancia cero» con cualquier «tipo de acoso, ya sea sexual o laboral»

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