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Patrimonio

Beniparrell busca a los herederos del XVI barón para poder rehabilitar el claustro

Al comprar el ala norte a la Iglesia, donada por la baronía y único espacio que queda para comenzar las obras, el consistorio descubrió una carga en el registro que obliga a pagar a los descendientes de Luis Escrivá de Romaní en caso de obtenerse ganancias

El ala norte de la Iglesia en litigio, ala izquierda con una puerta, pegada a la fachada de color amarillo. p. o.

El Ayuntamiento de Beniparrell se ha encontrado con un nuevo escollo a la hora de poder devolver al pueblo su mayor tesoro patrimonial, el claustro del Convento de las Carmelitas que se encontraba escondido dentro de dos casas pegadas a la Iglesia de Santa Bárbara y que ya adquirió el consistorio. El último paso para comenzar la rehabilitación total de este Bien de Relevancia Local, tras las pertinentes catas arqueológicas, era obtener el ala norte de la parroquia, que pertenecía a la antigua Casa Abadía y que fue donada por el Barón de Beniparrell Luis Escrivá de Romaní y Sentmenat a la iglesia

Ayuntamiento y Arzobispado, por mediación del párroco de Beniparrell, llegaron a un acuerdo de compraventa por este ala norte por 62.000 euros, que la iglesia reinvertiría en mejoras. Pero cuando fueron a realizar dicha compraventa y pidieron una copia simple del registro se toparon con la sorpresa que el barón había dejado por escrito una carga que decía que, en el caso de que se obtuviera alguna ganacia con esa propiedad donada por él o que se utilizase con ánimo de lucro, debían repartirse esas ganancias entre sus descendientes.

«Por tanto, no nos queda otra que empezar a buscar a mas de 30 descendientes que este barón tendrá para poder ejecutar la compra», explica el alcalde de Beniparrell, Voro Masaroca, quien ha trasladado el problema surgido a Patrimonio, ya que esperaba poder comenzar con la siguiente fase de las obras en breve.

La intención del consistorio es buscar algún cronista o historiador que pueda facilitar el nombre de todos los descendientes e intentar localizarles para informarles de la operación. Una ardua tarea teniendo en cuenta que el susodicho, el XVI barón Luis Escrivá de Romaní y Sentmenat, conde de Sastago, marqués de Monistrol y de Peñalba, cuando falleció el 9 de septiembre de 1977, dejó en herencia la baronía a su hijo, Alfonso Escrivá de Romaní y Patiño que se casó con Maria de las Nieves de Mora y Aragón, hermana de la reina Fabiola de Bélgica. Estos tuvieron, nada mas y nada menos que, diez hijos. El mayor, Alfonso Escrivá de Romanía, heredó el título de Barón de Beniparrell cuado su padre falleció en 1981.

Alfonso tiene tres hermanos (Luis, José y Joaquín) y seis hermanas (María del Perpetúo Socorro, María del Pilar, Blanca, Mercedes, Ana e Inés), la mayoría de ellos con descendientes. Al igual que el actual barón, que tiene un hijo y dos hijas de su primera mujer. Ahora está casado en segundas nupcias.

A priori todos ellos deben ser informados sobre la intención del Ayuntamiento de Beniparrell de la compra del ala norte de la Iglesia. Un hecho que retrasará ostensiblemente el inicio de las obras y por tanto los plazos previstos para poder rehabilitar el claustro y que la ciudadanía pueda disfrutar se un gran tesoro patrimonial que ha permanecido escondido varios siglos.

Un proyecto ambicioso

La rehabilitación y recuperación del claustro del antiguo Convento de las Carmelitas se trata de un proyecto muy ambicioso dirigido por el Gobierno de Beniparrell ahora en manos de Compromís prácticamente desde 2007, cuando decidieron comprar una de las casas pegadas a la Iglesia después de que su dueño pidiera demolerla y constatar que en su patio guardaba este tesoro patrimonial que debía ser protegido, de hecho fue declarado BRL. El claustro ocupa desde el ala norte de la iglesia, donde estaba la antigua Casa Abadía hasta el patio de una segunda casa que finalmente compró también el consistorio.

La primera intención esa abrir a la plaza del pueblo, llamada plaza del Barón, este edificio de estilo neoclasicista que data del siglo XVIII, tirando la fachada de la casa. Pero unas catas arqueológicas sacaron a la luz restos de la antigua Casa Abadía que también se deben proteger.

Además de fondos propios municipales, el consistorio también ha obtenido ayudas de la Diputación.

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