El Ayuntamiento de Puçol valora que el trabajo que vigilante de la playa necesita una preparación continuada y una atención permanente además de gran capacidad de trabajo en equipo, frente q los estereotipos que han creado algunas series de televisión. «Salvar una vida es un trabajo en equipo, que exige seguir un protocolo de actuación muy definido», remarcan en el consistorio, como se ha demostrado «este verano en varias ocasiones», tres rescates y una emergencia durante el mes de julio.

El equipo de socorrismo está dirigido por la experta Alicia Martínez. El pasado 7 de julio «hubo que ayudar a un niño de 12 años que no podía salir porque había mucha corriente» que finalmente no necesitó atención médica. El día 9 de julio, el protocolo se activó porque «un joven de 18 años se había metido en el mar desde mitad del espigón, pero la corriente lo arrastraba (...) no podía volver».

En la segunda quincena, el 23 de julio, se localizó a «un hombre de 74 años en posición de tendido prono entre las rocas del espigón, atrapado». «No tenía heridas. Estaba consciente. Pero no podía salir. Lo atendimos con apoyo de enfermera, socorrista, ambulancia y policía local», explica Martínez. Se movilizó a la ambulancia y a la Policía para trasladarlo al Centro de Salud de Puçol. Se trataba de un vecino con párkinson.

En otra ocasión encontraron a un anciano desubicado. Fue en el paseo marítimo. No corría peligro, pero no sabía situarse.

Picadura de un pez araña, contactos con alguna medusa, heridas por tabla de surf y pequeños cortes con piedras o en la arena forman parte del menú diario de este equipo de vigilancia y socorrismo. «Más de 40 atenciones en el primer mes avalan la importancia de un equipo en buena forma, bien preparado y dispuesto a ayudar», valora el consistorio.