El nuevo propietario de Villa Eloína lamenta el poco apoyo institucional que actualmente existe en la Comunitat Valenciana para las personas que, como él, deciden comprar un edificio patrimonial y rehabilitarlo, con lo que, de alguna forma, están asegurando su pervivencia, teniendo en cuenta la cantidad de inmuebles eclecticista que han desaparecido en Torrent y en l'Horta. El dueño está acometiendo todas las intervenciones de sus propios fondos porque no existen subvenciones, a pesar de que se trata de un edificio protegido cuya rehabilitación viene muy marcada por los criterios de las instituciones públicas. «A veces te da rabia la poca ayuda y las muchas trabas», indica, lo que ve como causa de que otras personas no recuperen patrimonio.
En su caso, además de acometer una serie de obras estructurales para reparar, por ejemplo, el forjado del primer piso y el grave deterioro de los suelos por las raíces del pino, o demoler elementos impropios (hace décadas se utilizó el chalet una residencia de mayores lo que supuso la construcción de un ascensor que ahora se ha tenido que derribar), también se han tenido que reponer elementos ornamentales muy específicos, que han comportado buscar concienzudamente a profesionales del ramo. Es el caso de los azulejos de la terraza exterior dañados, que serán sustituidos por réplicas realizadas en un taller de Manises «donde en seguida reconocieron que las piezas eran de Villa Eloína», o de las piezas de escayola de los artesonados del techo del comedor, que reproducen los escudos de la Generalitat Valenciana, para las que tuvieron que buscar uno de los dos artesanos que quedan en el estado. También la carpintería exterior y las rejas son reproducciones en el estilo de la época. «Para el color de la pintura, tras realizar unas catas, los técnicos del ayuntamiento nos indicaron unos cuantos tonos y, al final, nos inclinamos por un blanco roto con las molduras y otros elementos en gris suave», indica el nuevo propietario.
