Son muchos meses y vamos camino de un año de una situación que, como presidente de la Unió Gremial, patronal del comercio mayoritario en la provincia de València, me preocupa. Una inquietud que comparto precisamente, con los más de cien colectivos que incluyen desde gremios, asociaciones de comerciantes, autónomos y profesionales de la Comunitat Valenciana que componen nuestra federación autonómica.

Creo que son momentos de máxima dificultad, donde el sector del comercio y la hostelería se encuentran en una situación crítica, todas y todos como sociedad, estamos inmersos en un maremágnum de situaciones que nos superan. Y seguimos sin contar con un plan, un proyecto definido, y seguimos esperando ese marco legal tan urgente y necesario, que cuenta con el respaldo mayoritario del sector Por supuesto que me preocupan las limitaciones de aforo y algunas otras medidas recientemente impuestas, pero hemos demostrado, especialmente en estos meses, el grado de responsabilidad de nuestro sector, nuestro fuerte compromiso social y sanitario.

Con una velocidad asombrosa, nuestros comercios han amanecido llenos de señalética, productos de higiene y protocolos, en muchas ocasiones, impulsados y coordinados desde nuestra patronal. Hemos alargado nuestras jornadas y adaptado nuestros servicios a todos los canales a nuestro alcance, la respuesta me enorgullece y además, me deja claro una vez más del valor incalculable de nuestro comercio. Hemos hecho de nuestros establecimientos espacios donde la clientela se siente segura sin renunciar a la atención y profesionalidad que caracteriza al comercio local. Somos gente que amamos nuestro trabajo, y nos esforzamos cada día, como siempre hemos hecho, en dar lo mejor de nosotros y de nuestros comercios, con la dedicación y vocación de siempre.

Por eso, entiendo que no es momento de pataletas, ni de desafiar o cuestionar decisiones sanitarias de los expertos, es momento de una profunda reflexión, apelando a la responsabilidad de aquellos que legislan. Nosotros, el ‘do de pecho’ lo hemos dado desde el minuto uno. Me preocupa la falta de decisión, de valentía y de compromiso de unos responsables que observan con aparente apatía como el sector vertebrador de mayor importancia de este país, resiste a las inclemencias, con decisión, con fuerza, con constancia pero en solitario. Por esto pido a nuestros representantes que es hora de actuar, la prudencia no implica inmovilismo, así pues, les animo a tomar partido de manera clara y rotunda por el comercio que llena nuestros pueblos y nuestros barrios, por el comercio tradicional que da vida a nuestras calles y ciudades. Insisto, por responsabilidad, no creo que nos corresponda cuestionar a los expertos, ni polemizar, tras cada medida adoptada. Desde la responsabilidad y la reflexión, como agente social y representante del comercio local de nuestra comunidad creo que lo que nos toca es recordarles a nuestros dirigentes, que el comercio valenciano ha dado la talla en estos meses y es el momento de lanzar una batería de medidas económicas realistas, potentes y valientes, a la altura de la importancia de nuestro sector y de la gravedad de esta situación. No pueden seguir exigiendo sacrificios sin ofrecer ningún tipo de medida paliativa que haga sostenible la situación, habiendo dejando las puertas abiertas a que ciertas multinacionales arrasen con el tejido comercial aprovechándose de esta crisis sanitaria que tantas vidas nos está costando, hay que demostrar que el estado del bienestar existe y que nos tiene en cuenta a todos.

En otro caso, nos sentiríamos víctimas de la famosa ley del embudo. Queremos ser artífices y partícipes de la solución. Se necesitan ya medidas potentes y ejemplares que respalden esta parte de la economía que tan mal lo está pasando, sin poder hacer frente a los gastos corrientes de los negocios ni a sus gastos familiares con una reducción considerable de los ingresos, teniendo en cuenta que las empresas de suministros y financieras no entienden de pandemias. Por estos comercios y por tantos negocios y locales que llenan de vida nuestros pueblos y ciudades, que vertebran nuestro territorio, como siempre han hecho, para que no se cierre definitivamente ni una persiana más, urge legislar, sin dejarse paralizar por el miedo, hay que tomar partido por nuestro comercio tradicional, de una vez por todas.