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La huella franquista que perdura

Varios municipios de la comarca conservan todavía vestigios que incumplen la Ley de Memoria Histórica - Algunos se encuentran en propiedades de la iglesia como cementerios parroquiales

La huella franquista que perdura

Con la retirada del mural franquista dedicado a los «caídos» de Rafelbunyol, situado en la fachada de la iglesia de Sant Antoni, se ha dado un paso más en el cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica. Pero todavía restan otros por dar. De hecho, en la comarca sigue habiendo varios vestigios de exaltación del bando vencedor, muchos de ellos en suelo propiedad de la iglesia, a la vista de todos, como un cementerio parroquial.

Precisamente en Rafelbunyol se localizan dos de estos elementos. Se trata de un monolito a los «caídos» y un mausoleo. El primero se encuentra en un solar, en la calle Vicente Soriano, donde en su momento se encontraban las Escuelas Parroquiales. Estas fueron demolidas pero el monumento perduró. Está construido por sillares de piedra, con los nombres de varios vecinos del municipio que fueron represaliados por la retaguardia republicana, y con leyendas y simbología de carácter franquista. Pese a estar en un suelo propiedad de la iglesia, el monolito es visible por cualquier persona que pase por la citada calle. En cuanto al mausoleo, se localiza en el interior del cementerio parroquial y está dedicado a los «caídos por Dios y por España, Año 1936-1939». Incluye el nombre de 33 víctimas (buena parte de ellas también figuran en el mural de la iglesia de San Antonio que se está retirando) con la frase «Presentes».

Monolito en Raferlbunyol

Según ha podido saber este diario, el ayuntamiento comunicó el pasado 31 de julio al sacerdote de la población que iba a iniciar la contratación de las obras para retirar el mural de la fachada de la iglesia. El consistorio aprovechó para recodarle que había otros dos vestigios en suelo de su propiedad que debían ser retirados, y en el caso de que ellos no lo hicieran lo haría el ayuntamiento con su autorización. No han recibido respuesta. 

También en el interior del cementerio parroquial de Quart de Poblet, se encuentra un mausoleo con una lápida coronada por una cruz con las expresiones «Presentes» y «Caídos por Dios y por la Patria».

En la calle Calvario de Vinalesa, en uno de sus márgenes, se encuentra desde hace décadas la Cruz de los Caídos o Creu del Barranc, que recuerda el lugar donde fueron asesinados militares del bando nacional. Tiene elementos de exaltación, como «Por Dios y por España» y lema «Presentes». El alcalde de la localidad Javier Puchol explica que está a la espera de que en el próximo ejercicio se publique la nueva Ley de la Memoria Histórica para iniciar el proceso para la retirada de dicho elemento franquista. «La intención es ponerme en contacto con los familiares para explicarles que debemos retirar ese símbolo», avanza el alcalde. Para Puchol, «entre todos tenemos que hacer un esfuerzo y acabar con toda esa simbología que recuerda a una etapa del pasado».

Cruz de los Caídos en Vinalesa

A finales de 2018, Tavernes Blanques retiró el busto del general Miguel Abriat, situado en el jardín del cementerio de los ajusticiados, al igual que el panel cerámico «Ayuntamiento Nacional=Año I de la Victoria» de un vía crucis ubicado en la calle.

Por otra parte, pese a que en los últimos años los municipios han iniciado el cambio de calles dedicadas a franquistas -resalta el proceso participativo que desarrolló Quart de Poblet sustituyendo sus nombres por mujeres relevantes-, todavía existen algunas vías que perduran, como la avenida de Paterna dedicada a Vicente Mortes, ministro de la vivienda con el gobierno de Franco (1969-1973). 

Asimismo quedan decenas de placas falangistas de la vivienda en otros tantos edificios, aunque en los últimos años bastantes ayuntamientos las han retirado. 

Los investigadores afirman que quedan «compromisos por cumplir»

Investigadores memorialistas como Cristina Escrivà y Wilson Ferrús analizan el significado de retirar un mural franquista como el de la iglesia de Rafelbunyol. Para Escrivà, quitar «una identificación de exaltación fascista, es un hecho democrático» y que paneles como el de Rafelbunyol, «en un espacio religioso que ha sido más de 80 años alabando a los sublevados contra el pueblo español, de la legitima República, era muy necesario para dignificar a las víctimas del franquismo». Por su parte, Ferrús, sostiene que la retirada de un vestigio franquista «todavía sea noticia en nuestro país, donde se supone que tenemos una democracia plena y consolidada después de 45 años de la muerte del dictador, nos confirma que no es así». Por ello, recuerda que pese a la Ley de Memoria Histórica, «todavía quedan muchos compromisos por cumplir en esta materia».

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