Desconcierto y pesimismo. De este modo asumía ayer el comercio local de la comarca de l’Horta las restricciones horarias aplicadas por el Consell, a causa de la pandemia, por el que buena parte tendrá que cerrar a las 18 horas desde la jornada de hoy jueves, 21 de enero. Y tras esperar el decreto que regulaba específicamente qué sectores eran esenciales, en las asociaciones de comercio se abrió el debate de como unificar horarios para aprovechar al máximo el tiempo que tienen y dar un buen servicio a la clientela.

En la capital de l’Horta Sud, la Asociación de Comercio y Servicios de Torrent, se valoró que la sensación general era que «el pequeño comercio siempre paga el pato cuando no es el foco de infección». «Llevamos un año cumpliendo aforos, tomando medidas y aplicando protecciones. Aquí no hay aglomeraciones», defendía el gerente Ivan Valls. El colectivo, que está en la dirección de Confecomerç, trasladó a esa instancia la necesidad de que se aplique a más sectores el rango de esencial, un asunto que también provocó incertidumbre en el momento del anuncio por parte del Consell. «La consellera no especificó qué sectores eran esenciales y se produjo mucha inquietud hasta que salió el decreto, al día siguiente», reconocía Valls, que hubo de atender decenas de llamadas en ese sentido. Respecto a los horarios, el gerente reconoció que en una ciudad de las dimensiones de Torrent y con la tipología tan variada de negocios (no todos son comercios tradicionales sino que hay muchos servicios) resultaba complicado y no se planteaba.

En Alaquàs, la asociación CAdA celebró una reunión la noche del anuncio, a instancias de la presidenta Flori Martínez. Uno de los objetivos era unificar criterios en los horarios. En esta materia, algunas tiendas optarán por no cerrar al mediodía, o por ab rir a las 16 horas en lugar de a las 17, como era habitual. «Nosotros no somos el foco de contagio ni estamos poniendo en peligro a nadie porque hemos extremado las medidas desde el primer momento», recalcaba la gerente, Silvia Muñoz, al tiempo que defendía que, si bien las medidas no han gustado, «se respetan y se intentarán cumplir con optimismo porque al pequeño comercio sí que le preocupa de verdad la salud de la clientela, que son familia y amistades, y no son números como para los grandes». También Muñoz puso en valor la «capacidad de reinvertarse» del sector de ya que «hay tiendas con dos personas donde se turnan para no coincidir nunca y así, si se contagia una, no confinan a la otra y el comercio sigue abierto».

En Aldaia, el comercio vivía ayer el mismo debate: como homologar horarios y si era posible garantizar que todos abrieran a las 16 horas. «Veo excesiva la medida que se ha aplicado. Nosotros somos espacios seguros. Aquí no hay masificación ni saturación porque los espacios son reduciosm, las colas se hacen en la calle y tenemos mucho contro con los protocolos de seguridadl. Además del daño económico que se nos hace, ¿que va a beneficiar en la pandemia cerrar dos horas antes si nosotros no somos los espacios de transmisión del virus?»; reflexionaba la vicepresidenta Lola Dauden.

En Multipaterna, la secretaria María José López también expresaba dudas parecidas y hablaba de la dificultad de unificar horarios. «La semana pasada ya lo estuvimos debatiendo en Paterna por solidaridad con la hostelería, que tenía la hora límite a las 17 horas, pero es complicado porque cada comercio tiene sus circunstancias», indicó a Levante-EMV. Esta dirigente expresó que el sentir general era que «las medidas actuales van a ser muy perjudiciales para el pequeño comercio».

Desde las entidades Associació de Comerç i Serveis de Burjassot y Empresaris de Burjassot, dos entidades que se han fusionado en un mismo proyecto, Pedro Soriano, indicó que trabajarían por homogeneizar horarios en toda la ciudad, además de pedir un plan específico de ayudas para el comercio, del que todavóa no han hablado las autotidades.

«Esta no es la solución»

Finalmente, en Meliana, el presidente del comercio local José Puchades, reconocía el pesimismo con el que se estaban asumiendo las medidas en la población. «Esas medidas no son la solución porque. Los pequeños comercios son espacios reducidos que están muy controlados. Donde tienen que aplicar restricciones son en los grandes centros, donde van familias enteras, sobre todo los fines de semana», valoró Puchades, además de augurar »un problema económico para el pequeño comercio, que ya no puede soportar más pérdidas».