En l’Horta Nord , Bonrepòs i Mirambell fue la única localidad que Sanidad decretó su cierre perimetral debido a su alta incidencia a principios de enero. Unas cifras, que sin embargo, estuvieron causadas por el brote en una guardería, aunque según reconoce la propia alcaldesa, a los pocos días del cierre, una vez superado dicho brote, las cifras bajaron. «En ese momento decretaron el cierre perimetral y lo tuvimos que acatar, aunque consideramos que la casuística de Bonrepòs en ese momento era diferente al del resto de municipios que decretaron su cierre perimetral», explica la alcaldesa de la localidad, Raquel Ramiro.

Precisamente la primera edila de Bonrepòs hace balance de este cierre perimetral y explica la dificultad para controlar los accesos. «Somos un municipio dormitorio. El 70% de la población trabaja fuera de la localidad, y a eso se une que estamos rodeados de huerta y del barranco. Ha sido complicado pero hemos tenido mucho apoyo de la Policía Local, Protección Civil y de la Guardia Civil de las localidades colindantes», dice.

En cuanto a las nuevas restricciones, el consistorio va a aumentar esas ayudas que ya tenía para hostelería y comercio, a peluquerías y centros de estética además de al centro deportivo.